Los niños aprenden a escribir de forma gradual, comenzando por una fase de copia o reproducción. Después pueden escribir lo que se les dicta. Y por último, consiguen escribir de manera espontánea. Para avanzar por estas etapas, los niños deben perfeccionar su habilidad caligráfica y desarrollar la atención y la memoria.
Aprender a escribir no es una tarea sencilla.
Los niños aprenden a escribir de forma gradual. Por lo general, los niños inician una aproximación al lenguaje escrito en la última fase de educación infantil, alrededor de los 5 años.
En esta etapa los niños aprenden a distinguir su nombre y se familiarizan con el lenguaje escrito de una forma lúdica. Sin embargo, el abordaje de la lectoescritura no se inicia hasta primaria, cuando el niño tiene 6 años.
El aprendizaje de la escritura pasa por diferentes fases: la fase del copiado, la escritura al dictado y la escritura espontánea.
La primera fase, como su nombre indica, consiste en copiar letras, números, etc. Más adelante, el aprendizaje se vuelve más complejo, ya que es fundamental traducir lo que se escucha (sonidos) en letras (escritura). Y finalmente, la eclosión de este aprendizaje se produce cuando el niño es capaz de escribir lo que piensa o imagina.
Es fundamental que los padres conozcamos cada una de estas etapas con el fin de detectar posibles dificultades del aprendizaje. En casa podemos trabajar con ellos leyendo juntos un cuento, hacer preguntas sobre él, etc.
En este artículo sobre el aprendizaje de la escritura vemos en qué consiste cada fase.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
1ª fase: reproducción de modelos o copia
Al principio, en la educación infantil (alrededor de los 5 años), se trata de adquirir capacidades motrices manuales a través de la reproducción de modelos, es decir copiar.
Se empieza por lo más básico: trazo vertical, horizontal, inclinado, curvo… Para ir avanzando hacia modelos más complejos, como copia de letras, números, sílabas o palabras.
En esta fase, el desarrollo de la escritura corre paralelo al desarrollo de la capacidad expresiva del dibujo, aunque tratando de diferenciar uno y otro.
2ª fase: escritura al dictado
La escritura al dictado claramente es una actividad mucho más compleja que la copia de modelos, en la que intervienen muchos factores, necesarios todos ellos para que el resultado sea bueno.
En etapas posteriores, a partir de los 6 años, se introduce al niño en la escritura al dictado.
Aquí ya no hay un modelo visual presente y cobra importancia la relación audición-visión.
El niño se apoya exclusivamente en un modelo sonoro y debe ser capaz de discriminar aquello que oye (los sonidos aislados), traducirlos a letras y reproducirlos sobre el papel, colocándolos en el espacio en el mismo orden que han sido escuchados en el tiempo.
Se hace imprescindible:
- Una buena capacidad auditiva para oír y para discriminar sonidos.
- Una memoria auditiva para retener lo escuchado y el orden en que se han presentado los sonidos.
- Una memoria visual para poder representar un modelo de letra a escribir que surge por asociación con ese sonido.
- Una motricidad fina adecuada y suficiente para poder reproducir los modelos que nos representamos mentalmente.
En este momento, la lectura comprensiva es un apoyo importantísimo que potencia la escritura. Es decir, hasta ahora el niño ha podido ir bien en la escuela porque no se ha requerido de él más que la copia manual o la asociación de sonidos a letras para leer.
Sin embargo, ahora aparece la representación mental y suele coincidir con el cambio a primaria, a los 6 años.A esta edad es cuando empezamos a ver qué niños tienen un aprendizaje fluido, tanto de lectura como de escritura, y qué niños empiezan a estar desfasados respecto a sus compañeros.
3ª fase: escritura libre o espontánea
Por último, se trabaja la capacidad de escritura espontánea, entendida como escritura libre, en la que no hay un modelo sonoro tampoco o, por lo menos, no externo al sujeto.
Aquí el niño escribe lo que internamente se representa a nivel mental, lo que el niño se está imaginando.
Esta capacidad se empieza a desarrollar al principio de primaria y año tras año se vuelve más compleja, dando como resultado la posibilidad de que los niños hagan redacciones, exámenes de preguntas abiertas o trabajos.
Si no se desarrolla una cierta fluidez para escribir libremente lo que pensamos, todas esas actividades de las que hablamos serán más costosas. Entonces, el niño empezará a desanimarse por el enorme esfuerzo que le suponen las tareas escolares. Así, esta dificultad puede desembocar en ciertos retrasos del aprendizaje.
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