El juego infantil forma parte del desarrollo del bebé y del niño. Es una herramienta de aprendizaje esencial y le ayuda a incrementar sus habilidades. Hacia los 3 años comienzan a realizar juego simbólico. Esto indica que se ha producido un importante avance en el desarrollo de la inteligencia del niño. Este tipo de juego seguirá evolucionando entre los 3 y los 5 años de edad.
El juego más representativo entre los 3 y los 5 años es el juego simbólico. Pero este juego también va sufriendo modificaciones a lo largo de estos años.
Para que el juego simbólico pueda aparecer, el desarrollo cognitivo del niño ha tenido que dar un gran salto y reconocer que los objetos y las personas no sólo “existen” cuando los está viendo o mientras está interactuando con ellos, sino que siguen existiendo después aunque no los podamos ver. Por esto, uno de los juegos que más les llaman la atención a los niños en torno a los 2 años es el de esconder cosas o esconderse ellos mismos.
Como padres, cuando veamos que nuestros pequeños empiezan a jugar así, podemos esperar que en unos meses se inicie el juego simbólico o juego de “como si”, ya que la fantasía y la imaginación, como el pensar, se basan en poder imaginar cosas o situaciones que no están presentes en ese momento. Y de ahí en adelante, el juego se irá haciendo cada vez más complejo.
Al principio juega el niño solo e imita situaciones o conductas habituales, como dar de comer al bebé, conducir el coche, etc. Entre los 3 y 4 años, las situaciones son mucho más elaboradas y se imitan todos los elementos de una situación, es decir, se recrea la escena entera.
Entre los 4 y 5 años el juego simbólico se convierte en colectivo, se comparte con otros niños y pueden desarrollarse guiones enteros de situaciones frecuentes, como dar una clase con profesora y niños, ir toda la familia de viaje en coche, etc. Así pues el tipo de juego que desarrolla nuestro hijo nos indica el grado de maduración que ha alcanzado a nivel cognitivo y emocional.