El efecto analgésico de la anestesia raquídea o espinal es más intenso e inmediato que el de la anestesia epidural. Por ello, suele emplearse en partos que requieren intervención quirúrjica, como los partos por cesárea. Su duración nunca supera las dos horas.
Se inyecta una aguja en el interior de las membranas que recubren la médula espinal, extrayendo un poco de líquido cefaloraquídeo e introduciendo en su lugar la anestesia. Este tipo de solución actúa de forma casi inmediata sobre la zona, dejándola adormecida y aliviando el dolor.
Su duración no supera las dos horas y, en escasas ocasiones puede provocar efectos secundarios como hipotensión o dolores de cabeza que duran varios días.
La analgesia suele ser más intensa que con la anestesia epidural. Por tal motivo suele utilizarse en intervenciones quirúrgicas donde se requiere un mayor poder analgésico, como suele suceder en las cesáreas.