Todos los bebés nacen con un pequeño ligamento conocido como frenillo, que une la zona central de la lengua con el suelo de la boca. Lo normal es que, a partir del tercer mes, el bebé asome la punta de lengua sin dificultad fuera de los labios. No es necesario operar el frenillo si este no impide al bebé tocarse el paladar con la punta de la lengua.
Todos los bebés nacen con un pequeño ligamento que une la zona central de la lengua con el suelo de la boca.
Son los músculos genio-glosos y tienen el aspecto de un pliegue vertical.
Es normal y, salvo muy raros casos, no les molestará ni para alimentarse siendo bebés, ni para hablar cuando sean algo mayores.
Poco a poco, la punta de la lengua va creciendo y hacia los 3 meses ya puede asomar sin dificultad fuera de los labios.
En algunos casos en que el bebé no puede sacar la lengua o ésta parece «mellada», pues el frenillo le impide asomar, se puede pensar en operarlo.
Esta operación no debe hacerse demasiado pronto para permitir el normal desarrollo de la lengua.
Pero tampoco pasará nada si no se hace.
El bebé podrá aprender a hablar sin dificultad si la punta de la lengua puede tocar el paladar.