El hombre también experimenta un duelo por la pérdida gestacional. Sus ilusiones, expectativas y su proyecto de vida se ven afectados por la brusca e involuntaria interrupción del embarazo. Además, el hombre se encuentra con que su pareja está física y emocionalmente dañada y debe apoyarla. Por tanto, el duelo del varón se ve muy marcado por el apoyo a la mujer, generalmente.
Cuando una mujer sufre un aborto espontáneo, obviamente es ella sola la que experimenta físicamente las consecuencias de dicho acontecimiento. Sin embargo, al lado de muchas mujeres que experimentan una pérdida gestacional están sus parejas.
A los hombres, muchas veces, se les deja en un segundo plano durante el embarazo, el parto, la lactancia y, por su puesto, cuando se tiene un aborto. Las atenciones y cuidados se centran en la mujer, generalmente.
Sin embargo, el hombre tiene un papel fundamental en todos los procesos asociados a la maternidad/paternidad y la crianza de los hijos.
Cuando se ha producido un aborto espontáneo, el hombre también ha de experimentar su duelo. El proceso de duelo del hombre es diferente al de la mujer, puesto que su pérdida es más abstracta. La mujer llevó a ese embrión o feto dentro, lo vivenció de una manera más real que el hombre, que nunca llegó a conocer a ese ser.
Además, la mujer ha tenido que experimentar las consecuencias del aborto: la expulsión de los restos fetales. Esa situación hace que la mujer experimente la pérdida de una manera más tangible.
Así pues, el hombre experimenta una pérdida mucho más abstracta. Esto no quiere decir que sea más fácil de manejar, simplemente que su elaboración y asimilación de la pérdida ha de hacerse sobre algo que no ha vivenciado más que a nivel de representación simbólica.
Pasar su duelo y apoyar a su pareja
Una de los retos más importantes a los que se enfrenta el hombre durante su duelo por la pérdida gestacional es que, además de elaborar su propio proceso, ha de apoyar física y emocionalmente a su pareja.
La preocupación por el bienestar de la mujer se convierte, muchas veces, en una de las prioridades del hombre tras la pérdida gestacional. Esto supone un doble esfuerzo emocional para el hombre en estos casos.
Es muy interesante que los hombres que han experimentado pérdidas gestacionales participen en foros o grupos de ayuda. En estos grupos, los hombres pueden encontrar a otros con los que identificar sus emociones.
Dado que la socialización de los varones les prepara para exteriorizar menos sus emociones, en estos casos se hace difícil que el hombre se sincere y pida ayuda si la necesita. Por ello, el grupo de apoyo puede constituir un espacio de liberación emocional para los hombres que acuden con sus parejas.