Cuando se habla de maternidad tardía, suelen identificarse posibles problemas, riesgos o complicaciones. Sin embargo, actualmente, cada vez son más las mujeres que tienen hijos más tarde. Las ventajas en este tipo de maternidad también existen. Es importante conocerlas.
Hasta la integración de la mujer en el mundo del trabajo, las mujeres tenían los hijos muy pronto, entre los veinte y los treinta años. Actualmente, debido a la necesidad de integración en el mundo laboral, la edad para ser madre se ha retrasado, situándose en los 30-40 años o más.
Afortunadamente, la sociedad española actual (y la occidental, en general) ha cambiado los esquemas sobre la edad óptima de la maternidad y ha relajado las normas que presuponían que la edad para formar una familia era antes de los treinta años.
Hoy día, las mujeres pueden o deben conseguir otros objetivos antes de pensar en el matrimonio o en la maternidad. Necesitan estudiar una carrera o capacitarse para ejercer una profesión, encontrar un trabajo adecuado y lograr la independencia económica.
Por otra parte, los cambios sociales obligan a las mujeres a alcanzar un mayor compromiso con uno mismo, algo que va acompañado necesariamente de cambios en la vida. Un ejemplo de esto es la elección del momento para la maternidad.
Debido a la existencia de sistemas anticonceptivos, las mujeres pueden decidir a qué edad quieren ser madres. Hay mujeres que desean ser madres o sólo pueden serlo después de los 35 años.
Aunque antes se consideraba que era mejor tener los hijos siendo más joven (la mujer tiene menos riesgos de salud, se cansa menos, etc.), actualmente se considera que tener los hijos a una edad madura tiene muchas ventajas.
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Ventajas de ser madre más tarde
- Mayor estabilidad emocional (más capacidad de decisión).
- Mayor estabilidad económica (empleo o profesión estable).
- La maternidad tardía no interrumpe o dificulta proyectos de otra índole (estudios, especializaciones laborales, etc.).
- La pareja está más estabilizada (si no es así, no se conseguirá por tener un hijo).
- Al tener un entorno más estable, la llegada de un hijo no se considera un problema ni una renuncia a otras cosas de la vida.
- Al haber conseguido la estabilidad laboral, la mujer puede dedicarse con la máxima atención al hijo que llega y entregarse más a la familia.
- Con más edad se tiene más preparación para solucionar problemas.
- Las mujeres más mayores se sienten más seguras de sí mismas y de sus capacidades para enfrentarse a cualquier dificultad.
- Las mujeres maduras viven la vida con más tranquilidad y disfrutan plenamente de sus hijos.
- En algunos estudios se ha comprobado que las madres tardías tienen más salud a lo largo de la vida y una esperanza de vida mayor que las madres más jóvenes.
En conclusión: La mujer tiene derecho a elegir la edad en que quiere ser madre. La edad superior a 35 años no supone un problema de salud ni de ningún tipo. Por el contrario, se ha comprobado que la edad madura aporta grandes ventajas a la hora de tener un hijo.
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