En todas las culturas y en todas las épocas de la historia se ha homenajeado a la maternidad y a la fertilidad. El sentido de la celebración actual procede de una tradición inglesa del siglo XVII. El culto a la maternidad es el culto a la vida. Sin embargo, en los últimos años, la celebración del Día de la Madre ha tomado un tinte comercial, que desvirtúa un poco esta fiesta.
El culto a la «diosa madre» se remonta en el tiempo hasta la antigüedad.
Las primeras culturas en rendir homenaje a las madres fueron las politeístas, que adoraban a las divinidades femeninas asociadas a la fertilidad y celebraban sus fiestas cuando el invierno daba paso al periodo próspero de la primavera.
La «diosa madre» primitiva solía estar asociada a la «madre tierra», que era una deidad de fertilidad.
Desde la prehistoria se encuentran testimonios de la importancia que tuvo la maternidad y la fertilidad en las representaciones femeninas de Venus.
Más tarde, las culturas sumeria, mesopotámica, griega, romana, celta, nórdica, hindú, mesoamericana y cristiana… también rindieron culto a este tipo de divinidades.
En la cultura occidental, las celebraciones griegas en honor a la diosa Rea, madre de Zeus, parecen ser el antecedente más claro del Día de la Madre.
Con los romanos, la diosa Cibeles también tenía el equivalente de esta celebración, que se realizaba el 15 de marzo. En estos actos se hacían ofrendas a la diosa en su templo.
Los primeros cristianos dedicaron estas celebraciones en honor a la Virgen María, madre de Jesús.
En países como Panamá, el Día de la Madre se celebra el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, que simboliza la maternidad y la pureza.
En cambio, en países como España, Hungría, Portugal y Sudáfrica, el Día de la Madre se celebra el primer domingo de mayo.
En Alemania, Bélgica, Holanda o EE.UU lo hacen el segundo domingo de este mes. Argentina lo festeja el tercer domingo de octubre.
¿Por qué se dedica un día a las madres?
El Día de la Madre tiene su origen en una tradición inglesa que se remonta al siglo XVII.
Los ingleses más adinerados concedían a sus siervos unos días para descansar y poder visitar a sus madres.
Durante esos días se preparaba un pastel, conocido como «Mothering Cake», y se organizaba una misa en honor a la Virgen María. Ese periodo de descanso se conoció como el «Domingo de las Madres«.
La razón por la que el Día de la Madre se celebra en muchos países (no en todos) el segundo domingo de mayo tiene su origen en una iniciativa más laica, realizada por la activista norteamericana Anna Jarvis a principios del siglo XX.
Su madre se encargaba de atender a los heridos de guerra, sin distinción alguna de los bandos, de la Guerra Civil norteamericana.
Para honrar a su madre, Anna Jarvis hija solicitó a políticos y a personas con influencia la creación de un día para honrar a todas las madres.
Para conseguirlo se creó la Asociación Internacional del Día de la Madre. En 1914, el presidente norteamericano Wilson aprobó la celebración oficial del Día de la Madre el segundo domingo de mayo, convirtiéndose así en fiesta nacional.
Sin embargo, ante la progresiva comercialización que con el tiempo fue tomando la celebración, la propia Anna Jarvis se movilizó para terminar con la iniciativa que ella misma había impulsado.
Jarvis se sentía decepcionada por el provecho comercial que había adquirido el Día de la Madre y llegó a exigir a los floristas, cuyo principal objeto de consumo eran las flores, que dejasen de ser oportunistas en ese día tan especial, pero sus protestas no obtuvieron respuesta por parte de los empresarios.
Esta razón le llevó a participar en numerosos disturbios en contra de la excesiva comercialización del Día de la Madre hasta que fue arrestada.
En la actualidad, el Día de la Madre es un importante reclamo para los comerciantes.
¿Existen matriarcados a lo largo de la historia?
En realidad no hay evidencias claras de matriarcados en la prehistoria.
Se consideran sociedades matriarcales a las culturas en las que las mujeres se encargan de la disposición de los bienes y de las fuentes de alimento para el grupo.
Antiguamente existían ciertas sociedades de organización matrilineal en las que los hijos recibían el nombre familiar, la herencia y el prestigio de la rama materna.
El estatus social de la mujer era mayor aquí que en las sociedades patrilineales.