El estudio “Las abuelas como recurso de conciliación entre la vida familiar y laboral. Presente y futuro” analizó el cuidado de las abuelas como mecanismo de conciliación entre carreras laborales y vida familiar, identificando las características de ese cuidado y las circunstancias en las que se produce. La principal investigadora Lourdes Pérez Ortiz, profesora del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, también observó las consecuencias del cuidado de menores para las mujeres mayores y las posibilidades de articular su aportación con otros mecanismos de conciliación.
Las vacaciones escolares suponen un problema para la mayoría de las familias que tienen hijos pequeños y que al mismo tiempo trabajan. En España, la conciliación entre la vida familiar y laboral todavía está a años luz de otros países.
En verano se multiplican las actividades para los niños (campamentos, actividades, talleres…) pero no siempre están al alcance de todos los padres. Muchos de ellos deciden dejar a sus hijos al cuidado de los abuelos por las restricciones que imponen sus trabajos.
Y principalmente son las abuelas las que se hacen cargo de sus nietos. Una encuesta realizada por el Instituto de la Mujer indica que de las 600 participantes, más de la mitad dedica cuatro horas diarias al cuidado de sus nietos.
Los resultados obtenidos indican que cuatro de cada diez abuelas cuida de sus nietos y el número de nietos que atienden varía de unas a otras. El 64,4% de las abuelas se hacen cargo de un nieto, el 26,3% a dos y el 3,5% a más de tres.
Principales actividades de las abuelas
En relación con las actividades de cuidado que realizan, más de la mitad de las abuelas suele acompañar a los niños al colegio o a la guardería, a pesar de que una parte, por edad, no pueden hacerlo. La actividad de las abuelas es, en buena medida, sustitutiva de las guarderías infantiles.
Mucho más central en el papel de las abuelas cuidadoras es la preparación de la comida para los nietos: el 93% de las abuelas proporciona alguna comida. La más frecuente es la merienda, pero más de la mitad también dan la comida del mediodía.
Los horarios
Respecto a los horarios, el cuidado de mañana es menos frecuente. La tercera parte de las abuelas realiza el cuidado en otros regímenes que implican algo similar a un horario partido, en el que complementan los tiempos vacíos de la jornada escolar.
Nivel de satisfacción
Sólo una de cada once abuelas concibe su actividad claramente como una obligación. La misma proporción tiene una visión más ambigua, según la cual su actividad no es una obligación, pero tampoco un placer.
Por otro lado, la sexta parte de las abuelas aduce otros motivos, lo que podría reflejar la incidencia de otras causas del cuidado como el aumento de la monoparentalidad o los problemas sociales de los padres de los niños.
Para un 85% cuidar de sus nietos es una actividad placentera, aunque un 41,5% considera que también supone una sobrecarga. Además, un 99% indica que ayudan a sus hijos como si se tratase de una obligación.
Aunque el 59% de las abuelas viven en las proximidades de sus nietos, una quinta parte vive lejos y una proporción similar a una distancia media. No obstante, a pesar de las distancias físicas, la relación de cuidados parece formar parte del ejercicio activo e intenso del papel de abuelas, puesto que más de las dos terceras partes afirman que, además de cuidar de sus nietos a diario, suelen verlos durante los fines de semana.
Consecuencias del cuidado
Con respecto a las consecuencias del desarrollo de la actividad cuidadora, la quinta parte de las abuelas acusa el cansancio que implica la actividad, aunque, al mismo tiempo, destacan las consecuencias positivas.
La combinación de estos factores arroja una proporción por encima de la mitad de abuelas entusiastas que manifiestan que les gusta cuidar a los niños y que no les cansa en absoluto. El 41,5% son abuelas más realistas que reconocen al mismo tiempo las consecuencias más positivas, pero que acusan la sobrecarga.
Por otro lado, las dos terceras partes de las abuelas tampoco experimentan restricciones a su libertad, como consecuencia de su implicación activa en la crianza de los niños, por lo que su valoración no puede ser más positiva. De hecho, más de la tercera parte de las abuelas prefiere seguir cuidando personalmente de los/as niños/as aún cuando los padres pudieran hacerlo por sí mismos.