Las primeras mentiras de los niños suelen aparecer entre los 3 y los 5 años. El desarrollo del lenguaje y del pensamiento, así como la experiencia social de los niños de estas edades les capacita para pensar algo que no es cierto y expresarlo. Es importante que los padres transmitan a sus hijos valores como la sinceridad para evitar las mentiras.
Las primeras mentiras de los niños suelen empezar a producirse entre los 3 y los 5 años de edad.
El hecho de que algunos niños empiecen a mentir en estas edades tiene una explicación asociada al desarrollo evolutivo de los distintos ámbitos: lingüístico, cognitivo y social.
En relación con el desarrollo del lenguaje, los niños de 3 a 5 años ya poseen herramientas comunicativas y estrategias lingüísticas suficientes como para poder dar información o mantener una conversación. Esto les permite jugar con el lenguaje y decir algo que no se corresponde con la realidad.
En cuanto al desarrollo cognitivo, los niños de entre 3 y 5 años conocen su realidad existencial (el mundo de los objetos y las relaciones entre ellos, y el medio social constituido por las personas que le rodean). Además, ya poseen la función simbólica (pueden representar mentalmente la realidad a través de símbolos). Todo ello les permite transformar mentalmente la realidad e informar a otras personas sobre esa transformación. De ahí, aparece la capacidad de mentir.
En el ámbito social, los niños de estas edades empiezan a comprender normas y valores sociales y tratan de ajustarse a ellos. El deseo de cumplir las expectativas que los demás tienen hacia ellos puede inducirles a mentir.
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¿Qué hacer si tu hijo comienza a mentir?
Para reaccionar adecuadamente ante las primeras mentiras de los niños es importante comprender que se producen como consecuencia del desarrollo madurativo del niño.
No obstante, es importante que los padres enseñen a su hijo valores importantes como la sinceridad y la honestidad, mostrándoles que mentir no es una conducta deseable.
Así pues, los padres, en primer lugar, deben ser un modelo de sinceridad para sus hijos. De esta manera, los niños aprenderán a ser sinceros imitando la conducta de sus padres.
Asimismo, los padres han de explicar a los pequeños que mienten que esa conducta no está bien, que no les gusta que mientan. Se pueden utilizar cuentos para trabajar el valor de la sinceridad.
Además, resulta esencial reforzar las conductas sinceras y honestas de los niños. Cuando el niño sea sincero, los padres deben mostrar su alegría y satisfacción ante ello. Así, los niños tratarán de agradar a sus padres siendo sinceros, evitando mentir.