Un estudio realizado por el Departamento de Pediatría, Obstetricia y Medicina Reproductiva de la Universidad de Siena, en Italia, comprobó que los campos electromagnéticos que desprenden las incubadoras influyen en el ritmo cardíaco de los bebés.
Los expertos insisten en su trabajo en la necesidad de realizar más investigaciones para observar cómo influyen las incubadoras en los bebés.
El estudio se publicó en el mes de mayo de 2008 en la revista médica Archives of Disease in Childhood, en la edición Fetal and Neonatal.
Redacción/elbebe.com
Los bebés prematuros, por lo general, necesitan una serie de cuidados especiales después de su nacimiento, sobre todo cuando son prematuros de bajo peso. A este tipo de bebés les cuesta más regular su temperatura corporal, su respiración es más irregular y están más expuestos a infecciones durante sus primeros meses de vida.
Hasta el momento nadie duda de que el medio más eficaz para favorecer su desarrollo ha sido la incubadora. Si embargo, en los países menos desarrollados, donde nacen más bebés prematuros, se comprobó que estos bebés evolucionan mejor con cuidados de tipo canguro. En estos casos, al no disponer de incubadoras, las madres permanecen en contacto piel con piel junto a sus bebés.
Numerosos estudios señalan que los cuidados de tipo canguro cubren las necesidades básicas del bebé en materia de calor (el contacto piel con piel entre madre e hijo ayuda a regular su temperatura) de alimentación (el mejor alimento para el bebé es la lactancia materna) y de tipo afectivo (se crea un vínculo más estrecho entre la madre y el bebé que se conoce como apego).
En los últimos años, algunos expertos han cuestionado la frialdad de las incubadoras ya que el bebé prematuro permanece aislado, lejos del calor de sus padres.
Este mes de mayo, además, un pequeño estudio, elaborado por el Departamento de Pediatría, Obstetricia y Medicina Reproductiva de la Universidad de Siena, en Italia, comprobó que los campos electromagnéticos que desprenden las incubadoras influyen en el ritmo cardíaco de los bebés. El trabajo se publicó en la revista médica Archives of Disease in Childhood, en la edición Fetal and Neonatal.
Un equipo de expertos, encabezado por el doctor Carlo Bellieni, analizó a 43 bebés sin ninguna complicación para observar cómo influían los campos electromagnéticos en su ritmo cardíaco. Para ello, los bebés fueron divididos en dos grupos de control.
El primero, compuesto por 27 bebés, fue expuesto a una incubadora en tres intervalos de cinco minutos. Primero con la incubadora encendida, después apagada y nuevamente encendida. El segundo, compuesto por 16 recién nacidos, fue expuesto al ruido que simulaba el motor de la incubadora. Hicieron una media con los resultados y los compararon.
Los expertos observaron que en el primer grupo la frecuencia cardíaca de los bebés variaba cuando la incubadora estaba en funcionamiento. Mientras que en el segundo, por el contrario, la frecuencia de los latidos del corazón de los bebés permanecía estable. Los resultados del estudio conducen a pensar que la energía que desprenden las incubadoras podría influir en el sistema nervioso de los bebés y causarles estrés.
Este es el primer estudio de estas características. Los expertos no pretenden alarmar a la población, pero insisten en la necesidad de realizar más investigaciones para observar cómo influyen estos aparatos en los bebés.