Viajar con bebés o niños en avión no tiene por qué ser una experiencia estresante. Puede hacerse de forma relajada tanto para el pequeño como para los mayores. Para esto es fundamental que los padres planifiquen con antelación el viaje. Deben informarse de las facilidades que ofertan las distintas compañías para viajar con bebés y niños. También es importante iniciar el viaje con tiempo suficiente, evitando las prisas.
Si vas a viajar en avión con tu hijo (sea bebé o un niño pequeño) es importante que tengas en cuenta algunas recomendaciones.
- Acude al aeropuerto con antelación (algo más de dos o tres horas puede ser suficiente) para pasar los controles de seguridad sin agobios. Ya sabes que los niños en el último momento pueden necesitar utilizar los aseos o tener hambre. También, antes de llegar al aeropuerto conviene advertirles sobre estos controles y su funcionamiento .
- Informa a la compañía aérea de que vas a viajar con un bebé o con un niño pequeño por si tienes prioridad a la hora de embarcar, si la compañía dispone de sillas especiales para niños durante el vuelo o si en el avión existe un lugar reservado para ellos. Normalmente se consideran bebés a los menores de 2 años y niños a los menores de 12 años de edad. Pero lo más cómodo es que consultes las condiciones de cada compañía en su portal para informarte de sus particularidades.
- En viajes de corta distancia los bebés viajan sin ocupar asiento y van acomodados en brazos de un adulto, por lo que no pagan billete.
Sí es necesario que paguen un seguro de vuelo que se debe sacar con la tarjeta de embarque. Si tienes suerte y quedan plazas libres junto a tu asiento, podrás acomodar al bebé en una silla especial si la compañía dispone de una. En los viajes de corto recorrido esta silla la proporcionaremos los padres. En los viajes más largos puedes solicitar cunas y sillas portabebés. Siempre que hayas avisado con antelación, la tripulación te ayudará a colocarla sin problemas. De todas maneras, insistimos en que lo mejor es contactar con la compañía para que nos confirme las posibilidades que oferta.
- Informa a la tripulación si el niño tiene problemas de salud, como enfermedades crónicas del corazón o de los pulmones. Y si el niño va a realizar un viaje durante las dos semanas posteriores a la recuperación de una infección de oídos o de una intevención quirúrgica en la misma zona también es necesario consultar con el pediatra sobre los posibles riesgos o inconvenientes.
- Si tu hijo es algo mayor conviene llevar algún juguete de pequeñas dimensiones, un cuaderno y lápices de colores o algún juego para que se entretenga durante el trayecto. Si ya es autónomo es aconsejable que reserves un asiento con ventanilla. Contemplar el cielo desde las alturas lo mantendrá distraido y podremos controlar mejor sus movimientos. Aunque una de las ventajas de colocarlo junto al pasillo es que nos permite movernos del asiento para ir al baño sin molestar al resto de pasajeros.
- Para viajar en avión sin miedos conviene ser un ejemplo positivo para el niño. Si nos mostramos tranquilos y serenos, los niños se sentirán seguros y sin desarrollar un posible «miedo a volar». Para ello es bueno despertar en el niño la curiosidad por esta nueva actividad. Si conseguimos entusiasmarle, habrá menos probabilidades de que sienta temor a la hora de volar. Un recurso útil es contarle alguna historia interesante relacionada con el tema, por ejemplo un cuento sobre el primer viaje en avión de un niño. Descríbele cómo transcurre un vuelo, la duración del mismo y las condiciones especiales que va a encontrarse a bordo. Los niños suelen reaccionar mejor ante situaciones nuevas cuando les informamos previamente de lo que va a ocurrir.