El parto se inicia en el sistema nervioso central de la embarazada. El hipotálamo envía una señal al sistema endocrino, el cual libera hormonas que, como la oxitocina, causan la aparición de contracciones, dando lugar al parto. A veces es el útero el que envía la señal al cerebro, para que este ponga en marcha el proceso. Es el caso de los embarazos gemelares, en que el volumen del útero estimula las contracciones.
Son determinados cambios hormonales y endocrinos que surgen de una parte del sistema nervioso central del feto y de la madre, denominada hipotálamo, los que desencadenan el parto (en contra de algunas hipótesis según las cuales el parto se originaba a partir de cambios en la placenta, en las membranas y en el líquido amniótico). También las situaciones de estrés o las lesiones cerebrales de otras zonas del sistema nervioso pueden provocarlo.
El útero también puede desempeñar un papel en este proceso, ya que es capaz de enviar señales al cerebro, además de ser receptor de las mismas. Así por ejemplo en los embarazos gemelares el volumen del útero estimula las contracciones. El útero envía señales al cerebro para poner en marcha los cambios hormonales necesarios para desencadenar el parto.
Algunos expertos opinan que podrían existir también factores psíquicos que participan en el inicio del parto. Así, se dice que se produce una sintonía cerebral entre la embarazada y el feto, de modo que cuando el feto ya no se encontrara a gusto en el útero enviaría señales endocrinas a la placenta y a la madre. Ésta las recogería y pondría en marcha de forma inconsciente la segregación de hormonas como la oxitocina que provocan la aparición de contracciones y que dan lugar al parto.