En ocasiones, confluyen varios factores que pueden causar ciertas anomalías en el cráneo, el paladar o la dentadura del bebé prematuro. La plagiocefalia o la maloclusión son ejemplos poco frecuentes que deben ser valorados, lo antes posible, por un neurocirujano o un ortodoncista, según cuál sea el caso.
El desarrollo normal de los huesos de la cabeza y de la cara del bebé se produce dentro de un líquido (el amniótico), en una situación de cierta ingravidez. Y el líquido amniótico entra y sale por la boca y la nariz.
Sin embargo, cuando nace un bebé prematuramente primero se ve sometido a la fuerza de la gravedad. Además está apoyado sobre una superficie plana y dura, no puede mover por sí mismo la cabeza y es posible que tenga en su boca y nariz tubos o sondas.
Si a eso se añade la desnutrición que a menudo padecen durante algún periodo los bebés prematuros, es comprensible comprobar que la forma del cráneo y de la cara se vean afectadas. El resultado visible es que muchos bebés que nacieron con menos de 1.500 gr. tengan alguna de las siguientes anomalías:
- El cráneo alargado y estrecho. A veces es asimétrico (eso se llama plagiocefalia).
- El paladar alto y estrecho.
- Los dientes tardan más en brotar, pueden nacer apiñados, desordenados.
- Las arcadas dentarias no encajan bien una con otra (maloclusión).
- El esmalte es más débil, con mayor propensión a las caries.
Por todo ello es aconsejable que:
- Cuando el bebé esté en la incubadora se cambie de postura la cabeza a menudo ya que no lo puede hacer por sí mismo.
- Si la cabeza parece asimétrica, lo debe valorar un neurocirujano o un experto en cirugía cráneo-facial.
- Visite al ortodoncista infantil a partir de los 4 años.
- Para prevenir la aparición de caries, le lavemos los dientes al bebé desde que le salen, evite dulces, le demos suplementos de Flúor etc..