¿Cómo influyen nuestros hábitos de vida en el sistema reproductivo?, ¿qué factores afectan a nuestra capacidad para concebir? Para resolver éstas y otras dudas, en Elbebe.com entrevistamos a la doctora Victoria Verdú, coordinadora de Ginecología de la clínica de reproducción asistida Ginefiv y experta en fertilidad de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Desde que en 1978 naciese en Londres el primer bebé probeta, son muchas las parejas que se someten a un tratamiento de reproducción asistida para tener un bebé. Además, cada vez más mujeres deciden ser madres en solitario. Hoy no es necesario tener una pareja para tener descendencia.
En España más de 800.000 personas tienen dificultades para tener hijos de forma natural. La edad es un factor fundamental para lograr un embarazo. En la actualidad hemos retrasado 7 años la maternidad: la edad media del primer hijo se sitúa en 32 años. Las posibilidades de quedarnos embarazadas se reducen un 5% cada año que retrasamos la maternidad. Esto hace que recurramos a las clínicas de reproducción asistida cuando deseamos tener un bebé y éste no llega después de 12 meses de relaciones sexuales sin protección.
El 7% de los niños nace gracias a las técnicas de reproducción asistida en nuestro país. Más de la mitad de los tratamientos se realizan a mujeres mayores de 35 años y en los últimos años, los tratamientos realizados a mujeres de más de 40 años han crecido un 30%, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
En Elbebe.com entrevistamos, en exclusiva, a la doctora Victoria Verdú, coordinadora de Ginecología de la clínica de reproducción asistida Ginefiv y experta en fertilidad de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
En este artículo sobre la fertilidad y los hábitos de vida:
El perfil de las parejas que acuden a una clínica de fertilidad
Pregunta: ¿Qué tipo de perfil es el más común en las clínicas de fertilidad?
Ser madre soltera ya no supone un estigma social. En la actualidad, muchas mujeres ven que pasa el tiempo, que no encuentran la pareja que ellas consideran «la adecuada» para tener un hijo y el reloj biológico se pone en marcha.
Respuesta: En el 52% de los casos la mujer que acude a nuestros centros tiene más de 35 años.
Esto tiene una importancia significativa, ya que a partir de esta edad, la tasa de anomalías cromosómicas se incrementa, cuesta más conseguir un embarazo y existen más probabilidades de que se produzca un aborto.
El perfil más común en nuestro centro es el de una pareja de entre 35-37 años con una esterilidad estudiada, en muchas ocasiones por su ginecólogo. Estas parejas, además de otros factores de esterilidad, como el factor tubárico (alteraciones en la trompa de falopio), el factor masculino, etc., tienen el problema de la edad, que es un factor de esterilidad más.
Por otra parte, en los últimos 10 años, el número de mujeres solteras que quiere tener un hijo se ha multiplicado por 5. El hecho de asumir la maternidad en solitario es cada vez más frecuente.
¿Cuándo sospechar de un posible problema de fertilidad?
P: ¿Cuándo se debe sospechar que puede haber algún problema de fertilidad?
La mujer puede ser fértil hasta los 42-43 años, pero por encima de esa edad es bastante difícil.
R: En una pareja en la que la mujer tenga menos de 35 años se realiza un estudio de esterilidad cuando tras un año de relaciones sexuales sin protección, no se logra el embarazo.
En cambio, en una pareja con más de 35 años se recomienda realizar un estudio tras 6 meses de haberlo intentado. En este caso los plazos se acortan porque la edad de la mujer es un factor fundamental para conseguir un embarazo.
¿Cómo influyen nuestros hábitos de vida en la fertilidad?
P: Los hábitos de vida (alimentación, tabaco, alcohol…) pueden ser una barrera para concebir. ¿Afectan de la misma forma a hombres y mujeres?
Todos los tóxicos que están en el ambiente pueden influir en nuestra calidad de vida, en nuestra salud y en nuestra fertilidad.
R: Existen algunas profesiones de riesgo que afectan a la calidad del esperma y a la fertilidad de los hombres. Por ejemplo, los hombres que trabajan con tóxicos ambientales, como los agricultores (productos fertilizantes, disolventes…).
Todos los tóxicos que están en el ambiente pueden influir en nuestra calidad de vida, en nuestra salud y en nuestra fertilidad. Tanto los óvulos como los espermatozoides son células muy delicadas.
Desde la vida intrauterina, los óvulos permanecen en los ovarios hasta que veinte años más tarde ese folículo madura y se ovula. Los óvulos de una chica de 18 años han estado menos expuestos a tóxicos ambientales que los óvulos de una mujer de 40 años, por ejemplo.
Los folículos primordiales, que son los que están dentro del ovario, quedan detenidos en su proceso de maduración durante un tiempo, que es variable entre 15-45 años. Todos los factores ambientales les afectan.
P: ¿La edad en los hombres afecta a la calidad del esperma?
R: La edad en los hombres influye, pero las mujeres tenemos una vida reproductiva más corta que los hombres, entre 10-15 años. Un hombre con 50 años quizás tiene las mismas expectativas reproductivas que una mujer con 35 años. De cualquier manera, hay varones en los que hay una bajada de la calidad de la muestra de semen y hay varones de más edad que tienen una calidad de semen normal. La edad influye, pero de forma más tardía que en las mujeres.
P: ¿Es posible cuantificar estos daños ambientales en hombres y mujeres?
Los óvulos de una chica de 18 años llevan menos tiempo expuestos a tóxicos ambientales (tabaco, contaminación, etc.,) que los óvulos de una mujer de 40 años.
R: En la actualidad, las técnicas diagnósticas que cuantifican el daño ambiental en la fertilidad del varón están más desarrolladas que en las mujeres (por ejemplo, estudios que valoran la fragmentación del ADN de los espermatozoides). Esto no es tan sencillo en el caso de la mujer. La calidad de los óvulos solo se puede analizar cuando tras una estimulación ovárica, se extraen al exterior. Luego valoramos sus características morfológicas, cómo se comportan al ser fertilizados por un espermatozoide y el aspecto de los embriones a los que dan lugar.