El TDAH es una alteración neurológica que tiene causas de distinto tipo: psicológicas, físicas, hereditarias y ambientales. El diagnóstico de este trastorno es complejo, no tiene una única causa y su origen suele ser multifactorial.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurológico, de carácter crónico, que se produce por una afectación en el lóbulo frontal, la parte anterior del cerebro.
Esta zona es la que se encarga de planificar y ejecutar las acciones que realizamos con un objetivo final a la vista.
De forma que si algo nos distrae, somos capaces de atender o no esa distracción, pero nuestro cerebro nos da la orden de retomar la línea que anteriormente estábamos realizando.
Un niño con TDAH no es capaz de hacerlo: se distrae fácilmente y es incapaz de controlar su comportamiento impulsivo.
El TDAH es un trastorno característico de la sociedad en la que vivimos.
Es propio de nuestro tiempo la rapidez, los cambios constantes, la falta de sosiego, la necesidad que tienen los niños de éxito inmediato, la falta de silencio (¡vivimos en la sociedad del ruido!), la dificultad para escuchar a los otros o la fugacidad de las experiencias. Todo ello favorece el TDAH.
Los últimos estudios realizados sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) señalan que en el 77% de los casos se trata de un trastorno cerebral de origen genético, aunque puede haber otras causas, como haber tenido dificultades en el nacimiento o haber fumado durante el embarazo.
En la actualidad sabemos que el TDAH se produce por varios factores: genéticos, físicos, psicológicos o ambientales. En elbebe.com te explicamos cómo favorece el desarrollo del TDAH en niños cada uno de ellos.
Causas que favorecen el desarrollo del TDAH en niños
1. Factores genéticos en el desarrollo del TDAH en niños
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad se produce fundamentalmente por causas de origen genético.
Muchos padres con TDAH todavía están sin diagnosticar. Antes se creía que este trastorno solo afectaba a los niños.
En la actualidad se sabe que los niños empiezan a manifestar síntomas de hiperactividad e inatención entre los 3-4 años, estos se reducen en la adolescencia y persisten en la edad adulta.
Muchos padres fueron hiperactivos durante su infancia, sin que la mayoría tuviera noción del problema.
2. Factores físicos en la aparición del TDAH en niños
El «claustro materno», es decir el útero, es el primer ambiente en el que todos vivimos.
Existen amplios estudios que demuestran que el hecho de que la madre fume en el embarazo multiplica por tres el riesgo de que el bebé desarrolle TDAH en sus primeros años de vida.
Igual ocurre con el consumo de alcohol y de otras drogas durante la gestación, que también pueden tener otras repercusiones cognoscitivas en el desarrollo del bebé y niño.
Por tanto, los factores físicos intrauterinos pueden favorecer o, por el contrario, proteger al niño de la aparición TDAH.
3. Factores psicológicos en el desarrollo del TDAH en niños
Los estudios demuestran que un ambiente familiar hostil crea problemas psicológicos en los niños.
Pero en el caso concreto de los niños con TDAH sabemos que, además, son más inestables desde el punto de vista emocional.
Los niños con TDAH presentan una baja tolerancia a la frustración y no saben diferenciar sentimientos básicos de amor, odio, indiferencia…
Además, las últimas investigaciones apuntan que algunos niños están predispuestos a padecer el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, de la misma forma que desarrollan cuadros de estrés o ansiedad.
4. Factores ambientales en la aparición del TDAH en niños
Aunque la realidad es otra, el niño hiperactivo vive en un mundo que cree hostil, lleno de exigencias que no puede realizar y que le provocan sentimientos de inseguridad, que le obligan a pedir mayor atención de sus padres.
El niño aprende a tirar la toalla ante cualquier dificultad porque realiza un esfuerzo desmedido para cualquier tarea.
Además, a los niños con TDAH les cuesta más mantener la atención, evitar distracciones, mantenerse trabajando en un objetivo, organizar y planificar y prever las consecuencias de su conducta.