A partir de los 15 meses, los niños comprenden más de lo que hablan si no tienen ninguna dificultad para oír. Esto se debe a que son capaces de recordar, crear una imagen mental de la palabra que escuchan y de relacionar conceptos. Los padres podemos ayudar al niño a estimular la comprensión del lenguaje, por ejemplo, mediante canciones o juegos.
El desarrollo del sentido del oído es esencial para llegar a hablar.
El niño debe poder oír sin dificultad y entender las palabras y las frases.
Generalmente, a los quince meses el niño ya comprende ordenes complejas como «pon el cochecito en la caja».
El juego es una herramienta inmejorable para estimular la comprensión del lenguaje hablado en los niños pequeños.
Los padres pueden, por ejemplo, señalar las partes del cuerpo al tiempo que las nombran.
También pueden comentar los sucesos y acciones cotidianas, lo que ayuda al bebé a entender no sólo las palabras y su significado, sino el mundo en que vive.
De hecho es algo natural que los padres hablen a sus hijos de todo eso sin que nadie les diga nada.
A veces uno mismo se ríe al descubrir que le está contando al bebé un montón de cosas, pero esto enriquece el mundo afectivo, sensorial e intelectual del bebé.
Las onomatopeyas y los sonidos que emiten los animales son el paradigma de la capacidad de comprensión y abstracción del bebé.
Y suelen ser de las adquisiciones favoritas de los niños (aunque no sean «palabras»).
Esto se debe a que el niño:
- Relaciona un nombre con un sonido, es decir recuerda.
- Dice el sonido que emite el animal, es decir relaciona, comprende.
- Dice «guau» sin ver al perro, es decir que tiene una imagen mental, abstrae.
El niño comprende, pero ¿comprenden los adultos al niño? Pequeñas confusiones o incomprensiones pueden dar lugar a que el niño se sienta frustrado.
Si no logra que entiendan lo que quiere, es normal que estalle en llanto o tenga una rabieta.