Al nacer, el organismo del bebé tiene que adaptarse al medio externo, por lo que su aparato circulatorio lleva a cabo una transformación para permitir la respiración pulmonar. La respiración del bebé y su ritmo cardíaco, al principio mucho más rápidos que los de los adultos, se irán ajustando a medida que el niño madure.
En este artículo sobre el tórax del bebé
- Problemas en las clavículas
- ¿Qué es el apéndice xifoides?
- Inflamación de las mamilas
- ¿Cómo respiran los recién nacidos?
- El corazón del bebé
Estos huesos pueden romperse con facilidad durante el parto. Sobre todo si el bebé es grande y el parto laborioso o mediante ventosa.
A veces no se detecta la fractura de clavícula hasta dos o tres días después del parto porque se hincha la zona y se palpa un bulto, el callo de fractura.
Por lo general se cura muy bien y sin secuelas, a pesar de lo aparatoso que parece.
A muchos niños se les nota un pequeño bulto a la altura de la punta del esternón. Se trata del apéndice xifoides que más adelante se unirá por completo al esternón. Es completamente normal.
A muchos bebés se les inflaman uno o los dos pechos unos días después de nacer. Se debe a la acción en el tejido mamario de pequeñas cantidades de hormonas femeninas que, procedentes de la madre, aún persisten en la sangre del bebé.
Les ocurre tanto a los niños como a las niñas. La inflamación no suele doler ni dar problemas, pero no debe tocarse.
Antiguamente se apretaba los pechos y se extraía «leche de brujas» por la creencia de que le iban a «robar la leche a la madre». Otro mito sin fundamento.
Los bebés respiran más deprisa que los adultos. Unas 30-40 veces por minuto. Suelen respirar por la nariz.
Si el bebé respira más rápido incluso, se llama polipnea. Si parece que tiene dificultad para respirar, se trata de distress. (En los niños más mayores y en adultos se denomina disnea).
En los bebés normales suele latir a 110-130 latidos por minuto. En algunos casos puede haber una taquicardia transitoria (150-180 latidos/min.). No reviste gravedad.
Durante el embarazo, la circulación fetal es distinta. La sangre del feto no se oxigena en los pulmones, sino en la placenta. La sangre fetal apenas pasa por los pulmones.
Al nacer, se abren las arterias pulmonares, empieza a producirse el intercambio de gases en los pulmones y la circulación del bebé debe cambiar. Este cambio es automático y no presentará problemas a menos que el corazón tenga alguna anomalía.