Las mujeres que se enfrentan a un aborto espontáneo deben conocer qué maneras hay de tratar los restos que quedan en el útero. Generalmente se recomienda la intervención quirúrgica (legrado). Sin embargo, el tratamiento expectante es menos conocido. Es importante que las mujeres conozcan la existencia de ambas alternativas, se informen de cómo es cada una de ellas y pueda elegir libremente la que prefiera.
Tradicionalmente, el aborto espontáneo se trata mediante la evacuación quirúrgica de los restos que quedan en el útero mediante técnicas de aspiración o raspado (legrado).
De hecho, generalmente se recomienda a la mujer que ha sufrido la pérdida, que se someta al legrado lo antes posible. Esto es así porque se cree que se puede producir una infección o hemorragia uterina.
Sin embargo, actualmente se ha comprobado que el riesgo de infección o hemorragia es bajo cuando se produce un aborto espontáneo, incluso aunque no se administre ningún tratamiento. De esta manera surge la idea de tratar el aborto de manera espontánea.
Se trata de un tratamiento sin usar medicamentos de los restos que quedan en el útero. Respetando el tiempo naturalmente necesario de la fisiología de la mujer, su propio cuerpo expulsará dichos restos. Este proceso puede durar entre tres y cinco días hasta más de dos semanas.
Generalmente, cuando aparece el sangrado, el cuerpo ya ha detectado la pérdida y comienza el proceso de expulsión. Después, aparecen contracciones expulsivas y sale el saco embrionario. Se continúa sangrando varios días.
Sin embargo, los profesionales de obstetricia y ginecología pocas veces informan a las mujeres de la existencia de esta posibilidad. Recomiendan el legrado sin ofrecer alternativas.
Muchas mujeres desconocen absolutamente que su aborto pueda tratarse de otra manera, respetando el tiempo que su cuerpo necesite para expulsar los restos, respetando su fisiología natural.
¿Es preferible el tratamiento expectante al quirúrgico?
Se han realizado varios estudios para evaluar si la intervención quirúrgica es realmente necesaria para tratar el aborto espontáneo. Los resultados de estos estudios coinciden en que ninguno de los dos métodos (quirúrgico o espontáneo) es superior al otro en cuanto a seguridad y eficacia.
Sin embargo, en estos estudios se concluye que la preferencia de la mujer por uno u otro método es fundamental.
Por lo tanto, la decisión de la mujer sobre de qué manera quiere abordar el tratamiento debe tener un papel primordial. Así pues, todas las mujeres deberían conocer las alternativas de tratamiento que existen cuando sufren un aborto espontáneo para poder decidir libremente qué tipo de tratamiento prefieren.