Durante el embarazo, tendrás que someterte como mínimo a tres ecografías, una en cada trimestre. El procedimiento es muy sencillo y totalmente inocuo. Esta prueba de diagnóstico prenatal permite al especialista controlar diferentes aspectos del desarrollo del embrión o feto en el útero, así como de tu salud. Existen diferentes tipos de ecografía.
El dispositivo que se pone en contacto con el abdomen de la madre, al realizar una ecografía, se llama transductor.
Para que la imagen sea más clara y no haya burbujas de aire entre el trasductor y la piel, se emplea un gel o una crema.
En la pantalla, un sistema informático puede determinar las medidas de las partes del bebé.
En este artículo sobre los tipos de ecografía en el embarazo:
¿Qué tipos de ecografía existen?
Existen distintos niveles ecográficos según la complejidad técnica al realizar la exploración y el grado de especialización de la persona que la realiza.
El primer nivel ecográfico se realiza habitualmente en los controles gestacionales de embarazo normales, sin problemas. El segundo nivel se suele realizar en centros más especializados por personas especializadas en estas técnicas.
Si en alguna de las ecografías se detectan anomalías, la embarazada es remitida a un centro que disponga de ecografía de alta resolución.
El tercer nivel o superespecializado se realiza en los embarazos de alto riesgo o como complemento de otras técnicas de diagnóstico prenatal. Este tipo de ecografía lo realiza personal dedicado exclusivamente al diagnóstico ecográfico que utilizan aparatos muy complejos y costosos. Es de ámbito exclusivamente hospitalario. No se puede realizar en consultas ni en ambulatorios.
Ecografías de alta resolución
La ecografía de alta resolución está indicada para embarazos de alto riesgo o para complementar otras técnicas de diagnóstico prenatal.
Los principales factores de riesgo son:
- Ser madre de más de 35-38 años de edad.
- Tener otro hijo con alguna malformación congénita.
- Enfermedades maternas como Lupus, Diabetes, Fenilcetonuria.
- Presencia de enfermedades genéticas en la familia.
- Infecciones maternas que pueden repercutir en el feto: toxoplasmosis, sífilis, rubéola, varicela,…
- Exposición de la madre a tóxicos, drogas, radiaciones, fármacos… que puedan afectar al feto.
- Anomalías en las ecografías rutinarias como por ejemplo: escasa cantidad de liquido amniótico (oligoamnios).