El 75% de las trabajadoras reconoce haber tenido problemas laborales relacionados con la maternidad. Ser madre limita más la promoción laboral en las generaciones más jóvenes. El nivel de estudios influye en la edad a la hora de tener hijos y de iniciar la convivencia en pareja.
Ser madre es una elección personal, pero también una cuestión que afecta a la situación laboral de muchas mujeres.
En los últimos años el nivel educativo de la mujer ha experimentado considerables mejorías, es decir, cada vez hay más mujeres cualificadas con estudios medios y superiores. Este hecho ha influido en la participación de la mujer en el mundo laboral y en su relación con la maternidad.
La formación académica permite a las mujeres mejorar sus posibilidades laborales: encontrar un empleo, conseguir un ascenso y llegar alto en el mundo empresarial…. Sin embargo, cuando se habla de tener un bebé, la situación cambia: ¿acaso ambas opciones, tener un trabajo estable y ser madre, son incompatibles?
El estudio «Fecundidad y trayectoria laboral de las mujeres», elaborado por el Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC) a cargo del Instituto de la Mujer, arroja resultados reveladores. El trabajo, dirigido por Margarita Delgado, recoge la opinión de 9.737 mujeres mayores de 15 años entre abril y mayo de 2006. El estudio, que se terminó de realizar en 2008, permite observar por primera vez la evolución de la maternidad en España en mujeres de hasta 75 años.
Algunas mujeres retrasan la maternidad por el trabajo
La mayoría de las mujeres no renuncia a la maternidad, pero opta por retrasar la edad para tener a su primer hijo hasta que no alcanza estabilidad en el trabajo. Además, un dato revelador es que el 75% de las trabajadoras reconoce haber tenido problemas laborales relacionados con la maternidad.
Estos se refieren, sobre todo, a la discriminación en el trabajo (recelos a la hora de solicitar bajas por maternidad, reducción de la jornada laboral, permisos de lactancia …) y a la limitación de oportunidades a la hora de promocionarse en el mercado laboral.
Esto ocurre principalmente en las mujeres de generaciones más jóvenes. De hecho un 3,7 % de las mujeres de entre 65 y 74 años afirma que ha sufrido discriminación en el trabajo como consecuencia de su maternidad. Esta cifra va en aumento en los siguientes grupos de edad hasta alcanzar el 9,6% para las que tienen entre 20 y 34 años.
A mayor edad y nivel de estudios, menor número de hijos
Existen muchas diferencias en función del nivel de estudios o de si la mujer trabaja o no a la hora de ser madre, de contraer matrimonio o de iniciar la convivencia en pareja y en el número de hijos.
Las mujeres con estudios elementales que no tienen una actividad fuera del hogar, trabajan a tiempo parcial o no tienen un trabajo estable inician antes la convivencia en pareja o se casan, adelantan la primera maternidad y tienen más hijos.
En cambio, las mujeres principalmente de edades entre los 35 y los 49 años con estudios medios y superiores tienen a su primer hijo mucho más tarde, a los 25,1 y 32,1 de media respectivamente, en el momento en que logran un trabajo estable. Esto suele ocurrir 3,7 años después de iniciar la convivencia con su pareja. En el caso de las funcionarias este periodo es mayor, es decir, se sitúa a los 4,1 años.
Estos datos indican que «las mujeres con empleos fijos han necesitado más tiempo de su trayectoria vital para conseguirlos, lo que les ha llevado a posponer la unión y la llegada de los hijos. Además, el tipo de trabajo desempeñado ejerce mucha influencia sobre la maternidad aunque menos sobre el calendario del emparejamiento«, explica la investigadora M. Delgado.
Quizás, estos datos pueden ser algunas de las razones por las que el índice de natalidad en España sea uno de los más bajos de Europa, ya que la mujer no renuncia a ser madre, pero retrasa considerablemente el momento para hacerlo en función de sus aspiraciones en el terreno laboral.