Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se celebra el 8 de marzo, aprovechamos para felicitar a todas las madres y para analizar la situación de la conciliación laboral y familiar en España. ¿La conciliación es cosa de dos? ¿Existe realmente la corresponsabilidad?
La progresiva incorporación de la mujer en el ámbito laboral no se equipara con una mayor presencia de los hombres en el ámbito doméstico ni familiar.
En España hay 7.901.000 mujeres trabajadoras. De las cuáles 954.575 son emprendedoras y 6.874.000 son asalariadas. 2.300.000 trabajan en el sector servicios. 1.670.500 son profesionales técnicas, científicas e intelectuales y 233.300 mujeres directoras y/o gerentes. ¿Cómo se organizan? ¿Desempeñan o no un doble trabajo?¿Realmente la conciliación es cosa de dos? ¿Existe la corresponsabilidad?
La conciliación es un concepto moderno. Cuando en 1948 se aprobó la Declaración de los Derechos Humanos, se estableció el derecho a la igualdad de hombres y mujeres. A partir de entonces, todas las naciones empezaron a trabajar el tema de la igualdad de oportunidades laborales para ambos sexos.
En España, la Ley orgánica 3/2007 regula los permisos de maternidad y paternidad, lactancia, vacaciones y en casos de enfermedad de algún familiar. También regula las excedencias y la reducción de jornada.
En España, no se introduce dentro de la agenda política hasta el año 1999, cuando se aprueba la Ley 39/1999 de conciliación de la vida laboral y familiar para las personas trabajadoras. Esta ley no se amplió hasta el año 2007, cuando se aprobó la Ley orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
Actualmente son las dos únicas leyes que facilitan la conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Pero a pesar de nacer para promover la igualdad, ¿son suficientes? ¿cúal es la situación de la conciliación en la actualidad?
La conciliación, últimamente tan de moda en los medios de comunicación, está destinada a ser una cosa única y exclusivamente de las mujeres, desgraciadamente. En la mayoría de las familias, las mujeres siguen siendo las que concilian. Ellas son las que adaptan su carrera profesional a la familia, y las que se ocupan en mayor medida de las obligaciones de la casa.
Esta es una de las conclusiones que se desprende de un trabajo realizado por Mercedes Alcáñiz, investigadora de la Universidad Jaume I de Castellón. En su investigación Género con clase: la conciliación desigual de la vida laboral y familiar analiza las diferentes formas de conciliar que tienen las mujeres de diferentes tipologías sociales.
El estudio se basa en 30 entrevistas en profundidad a mujeres urbanas con hijos de 32-48 años de diferentes clases sociales. Se distinguen tres grupos: mujeres con empleo sin cualificar, mujeres con empleo cualificado, mujeres con empleo altamente cualificado.
1. Mujeres con empleo sin cualificar, la conciliación de supervivencia
Las mujeres con empleo sin cualificar trabajan por necesidad económica y son las que desempeñan casi en exclusiva las tareas domésticas. Su incorporación al trabajo no es sinónimo de menores cargas domésticas. Es más, tienen doble tarea. Señalan que sus parejas «las ayudan», pero esta ayuda es insuficiente. Recurren a la red familiar (familismo) si se produce una incompatibilidad con su horario laboral y el cuidado de sus hijos. Los hombres solo se encargan del cuidado de los niños si ellas están trabajando. Suelen adaptar su puesto de trabajo para conciliar.
“Las mujeres han incrementado la participación laboral, aunque sea en trabajos precarios, empleos atípicos, a jornada parcial, etc. Faltaría otro estudio para ver si en aquellas parejas en las que el hombre está parado se ha producido algún tipo de cambio en el reparto de roles, o si las mujeres siguen llevando el trabajo de casa con malabarismos”, señala la autora del estudio a SINC.
2. Mujeres con empleo cualificado, la conciliación organizada
Las mujeres con empleo cualificado desarrollan tareas profesionales en las que se exige un nivel de estudios. Normalmente, este tipo de mujeres dispone de trabajos perfectos para conciliar, con jornadas contínuas de 8 a 15 horas. Sus parejas suelen desempeñar trabajos con horarios similares, lo que favorece un poco más la corresponsabilidad. Suelen hacerse cargo de las tareas del hogar, pero contratan ayuda externa de forma ocasional para hacer las tareas más duras, pero no para el cuidado de los hijos. Las mujeres son las que organizan y las que llevan el peso de las tareas del hogar. Solo en algún caso puntual recurren a la ayuda de los abuelos.
3. Mujeres con empleo altamente cualificado, la conciliación mercantilizada
Las mujeres que pertenecen a este grupo tienen un poder de negociación superior al del resto de mujeres. Debido a sus ingresos, recurren a la ayuda externa para centrarse todo lo posible en el ámbito laboral. También desarrollan estrategias que permiten muchas más posibilidades de negociación con sus parejas. Sus parejas suelen ser empresarios o ejecutivos. Los padres suelen dedicar muchas horas al trabajo y como mucho, llevan a los niños al colegio. Las abuelas se consideran mucho más un beneficio emocional que de ayuda al cuidado de los hijos.
Es importante modificar los roles tradicionales de mujeres y hombres respecto a su implicación en el hogar, en la familia y en el trabajo. Realmente las políticas de conciliación no favorecen la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el ámbito laboral y familiar. En España, la normativa española para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar todavía es insuficiente. Si no existe conciliación, no existe igualdad. Por esta razón se está violando el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres. |
Fuentes bibliográficasMercedes Alcañiz. “Género con clase: la conciliación desigual de la vida laboral y familiar”. RES 23 (1578-2824): 29-55, 2015. |