Una actividad navideña muy atractiva para los niños es montar el Belén. Esta actividad suele realizarse en familia y los niños disfrutan colaborando con los mayores en la decoración del mismo. Además, al poner el Belén, los niños pueden expresarse de forma creativa. Debemos dejarle opinar sobre cómo decorarlo y decidir sobre algunos detalles del Belén. De esta manera, estaremos fomentando su creatividad y espontaneidad.
En España, la tradición de montar belenes es muy popular. Los niños ayudan a colocar las figuritas, las modelan con plastilina o las representan en dibujos. Además, en esta época del año, muchos pueblos y ciudades españolas montan belenes en iglesias, ayuntamientos o exposiciones para que se visiten.
En Italia esta costumbre también está arraigada y tiene allí su origen. Fue San Francisco de Asís quien celebró una misa especial de Navidad para celebrar el Nacimiento de Jesús. Para la ocasión eligió un lugar que recordaba donde había nacido el Mesías. Allí montó un pesebre, con animales y heno. Muchas personas acudieron y cantaron alabanzas.
Este acontecimiento se recordó durante años y se convirtió en la tradición que hoy conocemos. Se dice que el Santo modeló una figura que representaba al Niño Jesús y que tomó vida tendiéndole los brazos. Los niños pequeños disfrutan mucho ayudando a decorar la casa por Navidad. En España, aunque es más tradicional montar el Belén, también se coloca y se adorna el árbol de Navidad.
Para montar el Belén, necesitamos algunas de las figuras más representativas como la Virgen María, el Niño Jesús y San José en el pesebre; la mula, el buey, el ángel y la estrella también en el portal; los Reyes Magos de Oriente llegando al granero con sus ofrendas: oro, incienso y mirra, y los pastores.
Antes de empezar es importante elegir el lugar de la casa donde queremos colocar el Belén, así sabremos con qué espacio contamos. Las figuras podemos dibujarlas, modelarlas o bien comprarlas. Algunos materiales útiles para decorar el Belén son el papel de aluminio para representar el arroyo, y trozos de césped, hierba o musgo para simular el campo, aunque también sirve la arena.
A la hora de decorar nuestro propio Belén, la imaginación y la creatividad son dos recursos que nos serán de gran utilidad. Los niños, además, pueden participar aportándonos sus ideas, ya que quizás les guste más el río de color morado, en lugar de azul; o el campo de color naranja, en vez de verde.