La búsqueda de la independencia es una de las características de los niños de 1 a 2 años. Mediante pequeños gestos, los padres podemos hacer que nuestro hijo se sienta más seguro. Por ejemplo, animarle a expresar sus emociones (rabia, miedo, celos…) hará que afronte mejor los cambios en el futuro.
Uno de los aspectos más llamativos en el desarrollo emocional de los niños de 1 a 2 años, es la búsqueda de independencia. En este período, los niños quieren demostrar que son capaces de cuidar de sí mismos y hacer las cosas «solos».
El ansia de independencia del niño de 1 a 2 años se refleja en pequeños gestos. Por ejemplo, los niños que ya hayan aprendido a andar, o a subir las escaleras, rechazarán la mano del adulto y se empeñarán en subir «solos». El «yo solo» se convierte, entre el primer y el segundo año, en la réplica habitual de muchos niños.
Para los niños, saberse independientes es importante porque les aporta seguridad en sí mismos. Favorecer la independencia de los niños es aconsejable pues, de ese modo, les ayudamos a afrontar los posibles cambios en la rutina durante la infancia: nuevo hermano, cambio de cuarto, cambio de casa o cole, paso de curso….
Además, el sentirse más seguros de sí mismos vuelve a los niños más aptos para el aprendizaje y, en general, les aporta una base de estabilidad que les será de gran utilidad a lo largo de su vida.
La búsqueda de independencia es, pues, una de las características de los niños de 1 a 2 años, sean por naturaleza más independientes o más retraidos. El entorno o el tipo de educación, entre otros factores, también influyen en que el niño llegue a ser más o menos autónomo.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
5 claves para favorecer la independencia de los niños:
1. Dar nombre a los deseos y las emociones de los niños
Cuando damos nombre a los deseos y emociones del niño, le ayudamos a comprenderse a sí mismo a la vez que adquiere los medios para comunicarse. Por ejemplo, si un niño tiene una rabieta, en lugar de limitarnos a consolarle o regañarle, podemos favorecer su futura autonomía preguntándole si siente rabia, o miedo, o celos…
2. Dar respuestas claras a los niños
A menudo los niños se limitan a lanzar una mirada para saber si algo que han hecho o se disponen a hacer está bien o mal. Dar una respuesta clara, bien sea de estímulo o de lo contrario favorece la independencia del niño, puesto que le ayuda a comprender los límites. Por ejemplo, si el niño arroja algo al suelo y nos dirige una mirada interrogante, debemos responderle con palabras que eso no está bien y que debe recoger lo que ha tirado.
3. Animar e incentivar a los niños
Animar e incentivar a los niños cuando intenten llevar a cabo alguna tarea, al margen de cuales sean los resultados, favorece su seguridad en sí mismos. Si tu hijo está intentando, por ejemplo, montar un puzle para niños, anímale a que lo acabe y luego felicítale. Es importante que valores su esfuerzo.
4. Permitir a los niños tomar decisiones
Permitir a los niños tomar decisiones sobre sí mismos y ciertos aspectos de su rutina incrementa enormemente su independencia. A este respecto, es fundamental poner límites claros. El niño puede decidir si ducharse o bañarse, si ponerse este o aquel abrigo… pero no debemos permitir que salga a la calle sin abrigo, o que deje de de cenar, por capricho.
5. Negociar con los niños
Razonar con los niños cuando se le va a responder con un «no» les ayuda a madurar, a controlar sus impulsos y, por tanto, a ser más autónomos. Negociar con los niños, estar abiertos a sus peticiones, no significa que les estemos malcriando. A menudo, les estamos facilitando las herramientas para que, en el futuro, sepan por sí mismos qué es lo que más les conviene.
Para favorecer la independencia de los niños NO conviene…
1. Desanimar a un niño cuando intenta hacer algo
Afirmaciones del tipo: “eres demasiado pequeño”, “te vas a caer”… no ayudarán a tu hijo a convertirse en una persona autónoma. A algunas madres les cuesta controlarse, pues temen por la seguridad de su hijo. Sin embargo, es natural que los niños jueguen, se ensucien y, a veces, se hagan alguna magulladura.
2. Hacer las cosas en lugar del niño
A los niños acostumbrados a que les vistan, les den de comer, les lleven las cosas… de mayores les costará más cuidar de sí mismos.
3. Responder siempre que no
Responder NO, por sistema, a casi todas sus demandas, contribuye asimismo a minar la independencia de los niños.
4. Ceder a sus caprichos
Cuando un niño llora porque se le ha negado un permiso, regalarle un juguete o una golosina, o consolarle de inmediato para que deje de llorar, es negativo pues impide al niño comprender lo que ha ocurrido. Esto, en el fondo, le producirá inseguridad.