Los niños de 1 a 2 años tienen diferentes formas de desarrollar su inteligencia. La práctica y repetición de movimientos son dos elementos claves en la adquisición de nuevos aprendizajes. Así, mediante el juego, el niño descubre que un objeto grande no cabe en uno menor o que las cosas hacen ruido al caer.
La práctica y repetición de los movimientos dan lugar al aprendizaje. Lo que al principio fue sólo un intento, ahora es algo automático. Cada nuevo movimiento lleva a otro más complejo. Es habitual que los niños aprendan antes:
- a quitarse los zapatos que a ponérselos.
- a quitarse la ropa que a ponérsela.
- a sacar juguetes de una caja antes que a meterlos.
- a vaciar un cubo antes que a llenarlo.
Los niños practican movimientos e investigan nuevas posibilidades de forma automática y natural. Su curiosidad les lleva a experimentar un movimiento una y otra vez. De los resultados, adquieren nuevos conocimientos tales como:
- Que las cosas hacen ruido al caer.
- Que el agua se derrama.
- Que un objeto grande no cabe en uno menor.
- Que las cosas pueden estar encima o debajo, dentro o fuera,…
Los padres pueden enriquecer las experiencias de sus hijos si les proporcionan juegos y juguetes que potencien esta tendencia, si alaban sus nuevas habilidades p si nombran los descubrimientos del niño. Algunos ejemplos: ¡Síi!, ¿ves? La pelota estaba DEBAJO de tu mantita. ¡Nooo! El cubilete rojo no cabe ahí, es demasiado GRANDE.
Al final del segundo año, los niños disfrutan con juegos que requieren una elevada coordinación manual: encajar formas, puzzles sencillos, amasar plastilina,…