La septicemia o sepsis es una infección muy grave de la que el organismo del bebé o del niño no puede defenderse. Puede tener complicaciones muy graves. Por eso es tan importante saber detectarla. Se caracteriza por producir fiebre, vómitos, fontanela abombada y por la aparición de pequeñas manchas rojas en la piel. Si aparecen sus síntomas es fundamental acudir al Servicio de Urgencias inmediatamente.
La infección se propaga por todo el cuerpo, bloqueando muchos de los mecanismos de defensa, entre ellos el sistema de la coagulación.
Existen muchos gérmenes que pueden causar una sepsis.
Pueden entrar por diferentes mecanismos. Por ejemplo:
- Al nacer, un bebé puede contaminarse por estreptococos que tiene su madre en las secreciones vaginales.
- Desde cualquier punto de infección: una otitis, una infección de orina, una faringitis o una neumonía cuando el agente es muy agresivo y las defensas del bebé son insuficientes.
¿Cuáles son sus manifestaciones?
El síntoma inicial es la fiebre. Pueden existir manifestaciones en relación con el origen de la infección, pero no siempre.
Algunos otros síntomas acompañantes son muy similares a la meningitis. Es decir, vómitos, fontanela tensa o abombada, decaimiento o irratibilidad.
La manifestación más típica es la aparición de petequias, manchas rojizas en la piel, que no desparecen al apretarlas, porque se trata de gotitas de sangre, que se salen de las venas. Son pequeñas hemorragias subcutáneas.
Las petequias indican que el microbio está atacando ya a las defensas. De modo que hay que actuar cuanto antes y acudir a un centro hospitalario.
Las sepsis pueden ser “fulminantes” y causar la muerte en cuestión de minutos.
Pueden aparecer complicaciones muy variadas, tales como:
- Lesiones en la piel muy extensas que dejen cicatrices.
- Abscesos en cualquier punto del cuerpo: la piel, las articulaciones, el cerebro…
- Edema cerebral
- Insuficiencia renal
Hoy en día, el pronóstico ha mejorado gracias a nuevos fármacos de soporte en las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos. Las sepsis siguen siendo un cuadro muy temido por los médicos.