A lo largo del primer mes de vida el bebé recién nacido sonríe, pero su sonrisa todavía no significa nada, no es aún más que un reflejo. Sin embargo, la sonrisa indica que el cerebro del bebé funciona con normalidad y que él mismo se encuentra tranquilo y relajado. A partir de la tercera semana, aparecerá una sonrisa diferente, que sí tiene ya algún significado.
Una de las dificultades del primer mes es la ausencia de respuesta «social» del bebé.
Muchos bebés sonríen mientras duermen o cuando están tranquilos, relajados después de comer.
Pueden sonreír desde las primeras horas de vida. Se trata de una sonrisa automática, es decir, no es una respuesta a otra persona.
No es una respuesta social. Constituye un indicador positivo de bienestar del bebé y de normalidad de su cerebro.
Aunque no se obtenga respuesta de forma inmediata a las caricias, arrullos y frases cariñosas, el cerebro del niño las necesita para madurar (como dijo Julián de Ajuriaguerra, neuropsiquiatra infantil francés de origen español (1911-1993), «Un cerebro que no es acariciado, no se desarrolla bien«).
Hacia la 3ª ó 5ª semana de vida puede aparecer una sonrisa diferente, la sonrisa social, que sí es una clara respuesta a las caricias o a la voz de la madre.
Esta sonrisa constituye un hito importante en el desarrollo del bebé.
Confirma la normalidad de su cerebro y es el inicio del desarrollo del bebé como persona.
Es importante saber que, si un bebé no sonríe después de la 6º- 8ª semana de vida, debe ser estudiado.