La ecografía es una técnica de diagnóstico prenatal sencilla, barata, cómoda, inocua y fiable. Mediante esta prueba no invasiva, el especialista obtiene imágenes del embrión o feto en diferentes momentos de la gestación. Estas le permiten controlar el desarrollo del feto a lo largo del embarazo. Además, las ecografías son indispensables para realizar otras pruebas, como la amniocentesis o la funiculocentesis.
Las ecografías en el embarazo son unas técnicas de diagnóstico prenatal no invasivas (no obtienen una muestra directa del feto) que sirven para obtener imágenes del embrión o del feto mediante ultrasonidos y controlar la evolución de la gestación. Esta técnica de diagnóstico es una técnica muy valorada en medicina porque es sencilla, barata, cómoda, inocua y fiable.
Los ultrasonidos son unas ondas que no podemos percibir ni como luz ni como sonido, pero que pueden ser transformadas en imágenes. Las ecografias en el embarazo no producen alteraciones en los tejidos que atraviesan, por tanto son inocuos para el bebé y para la madre.
Los ultrasonidos se generan cuando se hace pasar una corriente eléctrica por un cristal de cuarzo. La corriente produce en el cristal unas vibraciones de alta frecuencia. Aunque la base física de los ultrasonidos fue descubierta por los Curie, sus aplicaciones médicas no fueron descubiertas hasta un siglo después.
Las máquinas que hacen ecografías en el embarazo se han ido perfeccionando y las más avanzadas aportan imágenes muy nítidas o de «alta resolución». El dispositivo que se pone en contacto con el abdomen de la madre se llama transductor. Para que la imagen sea más clara y no haya burbujas de aire entre el transductor y la piel, se emplea un gel o una crema.
En la pantalla un sistema informático puede determinar las medidas de las partes del bebé. La imagen ecográfica es un complemento imprescindible para realizar otras pruebas diagnósticas en la gestación. Por ejemplo, no se puede realizar «a ciegas» una punción del cordón umbilical (funiculocentesis) por lo que el médico dirigirá certeramente la aguja bajo control ecográfico. También es necesaria la visualización simultánea por ecografía cuando se practica una amniocentesis. De lo contrario no se podría obtener líquido amniótico suficiente sin correr riesgos.
¿Cuántas ecografías se realizan en el embarazo?
Salvo situaciones especiales, como embarazos gemelares o complicaciones en el embarazo, se realizan al menos tres ecografías a la embarazada. La primera entre las 11 y 12 semanas , la segunda entre las 18 y las 20 semanas y la tercera entre la 32 y 36 semanas de gestación.
¿Qué puede detectarse en una ecografía?
En una ecografía detectamos, por ejemplo, el número de embriones, que nos permiten confirmar o descartar un embarazo múltiple; también podemos observar el sexo del bebé, es decir si se trata de niño o niña; y detectar algunos problemas de desarrollo del feto o malformaciones.