La piel del recién nacido suele conservar restos del vérnix caseoso, que servía de protección al feto durante el embarazo, y de lanugo, un tipo de vello que desaparece al poco tiempo de nacer.
Ciertos tonos en la piel del bebé pueden ser un indicador de problemas de salud, como la ictericia, si la piel presenta un tono amarillento, o alguna cardiopatía, si éste es azulado.
La piel del bebé recién nacido suele ser fina y suave. Nada más nacer todavía tiene algunos pegotes de una grasa especial que le protege dentro del líquido amniótico, el vérnix caseoso.
La piel del bebé puede estar recubierta por algo de vello, que puede ser largo en algunas partes del cuerpo como los hombros y la espalda.
Es el lanugo, el vello que recubría al feto durante el embarazo y que va desapareciendo poco a poco.
A lo largo de la primera semana de vida es normal que se produzca una descamación de la piel, debido a la permanencia del bebé en el líquido amniótico durante el embarazo.
El color de la piel del bebé suele ser rosado claro en la raza blanca. Incluso en razas de piel negra, los bebés presentan una piel más clara de lo que lo es la piel de sus progenitores.
Algunos colores en la piel del bebé indican la presencia de problemas
Podemos detectar los posibles problemas de la piel del bebé fijándonos en si presenta un tinte o color determinado:
- Azulado. Cuando la piel del bebé presenta un tinte azulado se dice que el bebé está cianótico. Esto indica que su sangre está mal oxigenada. Puede ser debido al frío (los bebés regulan mal su temperatura). Se comprueba calentando al bebé, con lo que recuperará el color rosado. Si persiste el color azulado, el médico debe asegurarse de que el niño no padece alguna cardiopatía congénita.
- Amarillento. Suele indicar que el bebé sufre ictericia. Por lo general, se produce por la acumulación en la sangre de un pigmento, la bilirrubina, que procede de la ruptura de los glóbulos rojos normalmente tras el nacimiento.
Muchos bebés, al segundo o tercer día, pueden estar un poco ictéricos. La piel se pone amarilla al presionarla, sobre todo en la cabeza y en el abdomen. Se trata de una ictericia fisiológica que suele desaparecer al cabo de una semana sin tratamiento.
Si la piel se pone más amarilla y se aprecia a simple vista o si el blanco de los ojos también amarillea, habrá que analizar la sangre del bebé para saber cuánta concentración de bilirrubina tiene. Si es muy alta, el pediatra puede decidir usar fototerapia para reducirla.