Los niños de 1 a 2 años aprenden mejor mediante estímulos positivos que negativos, como los castigos o amenazas. Si queremos favorecer su aprendizaje, los padres debemos empezar a establecer algunas normas de conducta y enseñarle lo que está bien y lo que está mal en un ambiente relajado, distendido. Y cuando haga algo bien, demostrarle nuestro afecto y cariño.
Los seres humanos aprendemos mejor mediante estímulos positivos o premios que con el temor, las amenazas o los castigos; los niños también. Un ambiente relajado favorece enormemente el aprendizaje de los niños.
Para inculcar normas de conducta, resulta mucho más eficaz alabar al niño cada vez que hace algo bien (aunque sea por casualidad), que los sermones, las amenazas…
Para conseguir que tenga un buen comportamiento, es fundamental que se sienta amado y valorado. De esta forma, aprenderá a amarse a sí mismo y a los demás y, en la relación con su entorno, se mostrará más tranquilo, receptivo y disciplinado.
Durante este periodo, para el niño es muy importante complacer a sus padres. Por eso, si recibe alabanzas cuando se porta bien, el niño se siente motivado a repetir esas pautas de comportamiento.
Destaque siempre su buen comportamiento por encima del malo y las demostraciones de alegría y afecto por encima siempre de las críticas y los castigos.