Ainhoa Uribe, psicóloga, reflexiona en este post sobre el papel del padre y el instinto de paternidad. Ainhoa piensa que este instinto se desarrolla indistintamente en hombres y mujeres.
Sin embargo, en muchos casos, uno de los miembros de la pareja favorece que el otro se desentienda, ya que con su actitud pretende abarcarlo todo. Esto puede ocurrir en ambos géneros, pero las madres con más frecuencia tendemos a intentar controlarlo todo: alimentación, educación, higiene… y creemos que como nosotras no lo va a hacer nadie.
En su experiencia el instinto de protección y cuidado del padre de sus hijos es muy evidente. Dice que tanto que a veces le come terreno.
Así nos lo cuenta:
Un ejemplo: él no para de quejarse de que desde que los niños han dejado de hacer tomas nocturnas (el primero a los 10 meses, ¡que ya está bien! y la segunda a los 6), no me entero de nada por las noches y no me levanto ni una sola vez cuando se despiertan. Esto es cierto… en parte.
Yo he sido y sigo siendo, dos hijos después, muy dormilona. Llevo fatal lo de despertarme por la noche, duermo con mucha profundidad y cuando me despierto, soy lenta y tardo en reaccionar. Si a esto le uno que mi pareja se despierta con el vuelo de una mosca y además se levanta de un salto en cuanto oye el menor ruido, creo que queda claro quién atiende a los niños por las noches. No es una cuestión de preferencias, ni de reparto de tareas sino que él sale corriendo de la habitación en cuanto intuye que alguno de los pequeños está empezando a despertarse. Pero, ¿qué es lo que consigue? Pues que a mí, que de por sí me cuesta levantarme, me sea imposible responder a la misma velocidad, ni siquiera puedo competir.
Creo que este mismo ejemplo, pero al contrario, se puede aplicar a todas aquellas mamás que opinan que sus parejas se desentienden por completo del cuidado de los hijos. Si nosotras como madres abarcamos todas las tareas y no permitimos al otro que las haga, porque además creemos que lo hacemos mejor y más rápido, evidentemente llegará un momento en que el otro se desentienda, por mucho instinto y ganas de paternidad que tenga.
Ahora bien, es cierto que el instinto en hombres es diferente al de las mujeres. Nosotras nos preocupamos más de la comida, la alimentación, el cuidado directo de la prole mientras que los hombres se preocupan más por otros aspectos como son las actividades que el niño realiza, los deportes en los que participa, el colegio al que va, es decir se ocupan más de la vida social del niño.
Este sería un reparto de tareas tradicional y más lógico desde un punto de vista biológico por aquello de que nosotras somos las que estamos en casa con los bebés después de dar a luz y somos las que damos el pecho. Sin embargo, siempre hay excepciones y cada vez es más frecuente ver a padres que se encargan de la crianza de los hijos desde los primeros momentos.