Para muchos padres adoptantes, pensar el cómo y cuándo contarle a su hijo que es adoptado resulta muy angustiante. Esto se debe a la trascendencia que, generalmente, se le ha asignado a este tema. Sin embargo, la realidad es que el hecho de ser adoptado no tiene por qué ser traumático para el niño. No obstante, la manera de transmitir esta información es importante.
El tema de la adopción y de transmitirle a un niño su condición de adoptado, es una cuestión muy mitificada. Esto ha hecho que los padres adoptantes experimenten muchas dudas y miedos al respecto.
No obstante, el ser adoptado no tiene por qué ser un hecho traumático para el niño. Si la familia adoptante le ofrece un entorno afectuoso y seguro, el niño establecerá vínculos emocionales sanos y equilibrados que le permitirán desarrollarse adecuadamente.
El acontecimiento de revelar al niño sus orígenes (o lo que se sepa de ellos) debe entenderse como un proceso intrínseco al propio desarrollo del mismo, más que como una situación aislada temida o un episodio trascendental en su vida.
Esto quiere decir que no debe comunicarse en un momento concreto, sino que esta información se debe integrar en la vida cotidiana del niño desde que éste comience a comprender este tipo de conceptos.
Así, la información relativa a su adopción debe transmitirse de manera natural desde que el niño sea capaz de comprender el lenguaje, ampliando dicha información y añadiéndole complejidad a medida que el niño crece y madura
Así, el niño conocerá su realidad “desde siempre” y la interiorizará de manera procesual, a medida que va creciendo y comprendiendo mejor el significado.
La familia ha de realizar un trabajo continuo sobre la vida del niño y sus orígenes con naturalidad.
De esta manera, el niño podrá reconciliarse con su pasado, con sus orígenes y con su familia biológica. Esto significa que debe saber lo que sucedió de la manera más favorable para él.
Es muy importante contextualizar los acontecimientos adecuadamente para que el niño pueda, más adelante, liberarse de sentimientos de culpabilidad, temores, dudas o explicaciones incorrectas.
También es esencial que se ofrezca la información de manera que el niño pueda darle un significado positivo al abandono sufrido, la institucionalización y la posterior asignación de una nueva familia.
Así, hay que ser muy cuidadoso con la forma en que se le cuenta lo que sucedió, tratando siempre de que el niño entienda que sus padres biológicos no le rechazaron, pero no podían hacerse cargo de él debido a unas determinadas circunstancias. El niño debe recibir el mensaje de que es una persona muy importante y querida.
También es fundamental que la historia de su origen no esté vinculada a hechos dramáticos solamente. Es muy importante incluir mensajes positivos en su historia de vida para evitar que el niño se sienta fracasado.
Construyendo la identidad personal
Todo ser humano comienza a construir su identidad personal desde el inicio de su vida. En los niños adoptados, esta identidad es doble y procede de sus dos familias, la biológica y la adoptiva.
Los niños adoptados reciben su ser físico y genético de la primera, pero su identidad social procede de su familia adoptante. Es fundamental que el niño conozca su realidad desde el principio, ya que es sobre ese conocimiento básico sobre el que construirá su identidad personal.
Es recomendable trabajar el tema de la adopción con cuentos infantiles de esta temática. También pueden elaborarse en familia cuentos personalizados de su historia personal, con dibujos y fotografías.
Del mismo modo, acudir a alguna asociación de familias que tengan hijos adoptados es un recurso muy positivo para el proceso de interiorización e integración de su pasado, su origen y su realidad. El hecho de poder compartir e identificarse con otros niños adoptados es muy beneficioso para la construcción de la identidad personal propia.