Los terrores nocturnos son alteracionas del sueño en los que el niño presenta una gran agitación y cuyo contenido después no recuerda. Normalmente no son trastornos importantes y pueden resolverse con unos hábitos de descanso adecuados. Es importante mantener horarios regulares y que el niño esté relajado en el momento de acostarse.
Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño que resulta especialmente alarmante para los padres, aunque no es el más problemático para los niños.
Los niños que padecen los llamados «terrores nocturnos» parecen despertarse en mitad de la noche; gritan, se les pone la cara roja, sudan… en resumen: parecen terriblemente agitados a los ojos de sus padres.
Sin embargo, estos niños no están despiertos sino dormidos (aunque tengan los ojos abiertos). No pueden ver a sus padres, ni escuchar sus palabras de consuelo. Están sumergidos de lleno en un sueño.
Al cabo de un rato, el niño se tranquiliza y sigue durmiendo como si nada hubiera pasado. Al día siguiente, el niño con este trastorno no recuerda nada.
Los padres suelen sentirse angustiados porque se ven incapaces de consolar o tranquilizar a su hijo. Sin embargo, se trata de un trastorno relativamente frecuente entre los 4 y los 10 años, siempre pasajero y que no conlleva consecuencias para el niño a corto ni largo plazo.