A veces, tendemos a sobreproteger a nuestro bebé prematuro aún después de que haya superado las posibles dificultades iniciales. Esto, que suele traducirse en una mayor permisividad y falta de límites educativos, puede repercutir en su conducta. En otros casos, sus posibles problemas de concentración y atención le hacen retraerse. No dudes en acudir a un psicólogo si crees que te cuesta educar a tu hijo prematuro.
La mayoría de los bebés prematuros sin complicaciones se desarrollan con normalidad.
Es frecuente que tengan alguna alteración del comportamiento relacionado con la sobreprotección de los padres que a veces, pasados ya varios años, siguen refiriéndose al niño como “prematuro”, lo que da lugar a mayor permisividad y falta de límites educativos.
Los bebés de muy bajo peso (menos de 1.500 grs) suelen tener alguna alteraciones del comportamiento relacionadas con lesiones del sistema nervioso, que a veces no son apreciables por las técnicas actuales (ecografía, TAC…).
Es frecuente que estos bebés manifiesten:
- Tendencia a la hiperactividad
- Dificultad para prestar atención y concentrarse
- Dificultades de percepción y de integración entre lo visual y lo motriz, dando lugar a torpeza en los movimientos del cuerpo y en el uso de las manos.
Convienen, por tanto, evaluaciones periódicas por psicólogos especializados, que proporcionen a los padres consejos educativos y supervisión.