Quedar embarazadaProcesos emocionales en los tratamientos de reproducción asistida

Procesos emocionales en los tratamientos de reproducción asistida

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Las parejas que deciden someterse a técnicas de reproducción asistida experimentan procesos emocionales intensos y fluctuantes. El fuerte deseo de concebir, junto con los sentimientos de inferioridad y culpa que suelen asociarse a la infertilidad, hacen que el impacto psicológico del tratamiento sea muy fuerte en la pareja.

La pareja que decide recurrir a la medicina reproductiva ya ha pasado por un proceso de fracasos, de intentos fallidos, de ciclos de ilusión y desilusión que resultan muy estresantes.

El diagnóstico de infertilidad y el proceso de duelo que conlleva asociado implican procesos emocionales de angustia, ira y tristeza.

De esta manera, la pareja que decide someterse a tratamientos de reproducción asistida lleva a sus espaldas una historia de estrés, angustia y decepción importante.

Sin embargo, los éxitos obtenidos por otras parejas a través de técnicas de reproducción asistida y el sensacionalismo de los medios de comunicación al transmitir este tipo de noticias aportan grandes dosis de esperanza a las parejas.

Por desgracia, en algunas ocasiones, estas esperanzas son falsas o están magnificadas.  Actualmente se deposita tanta confianza en las técnicas de reproducción asistida que las parejas dejan de ser infértiles para pasar a ser “parejas aún no embarazadas”.

La medicina reproductiva abre una puerta a la negación y evitación de la infertilidad.

Sentimientos de la pareja durante el tratamiento

Generalmente, al comenzar un tratamiento de reproducción asistida se genera una situación de tensión y expectación. El proceso emocional en esta fase es muy fluctuante.

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Hay fases de optimismo seguidas de fases de desesperanza y máxima tensión en los períodos de espera de resultados.

Lo que de forma natural sucede en el cuerpo de la mujer de manera invisible e imperceptible, mediante la tecnología se divide en etapas aisladas que se observan y se miden.

Esto tiene un fuerte impacto emocional, ya que la pareja lo vive como una carrera de obstáculos en la que tienen que ir superando pruebas para conseguir la meta deseada.

De esta manera, la dependencia psíquica durante el proceso es intensa. Además, si se fracasa, se puede volver a empezar, tratando de llegar un poco más allá que la vez anterior.

La esperanza es cada vez más palpable, por lo que se hace difícil abandonar.

Las parejas, pese a acumular varios fracasos, lo siguen intentando. Han entrado en el engranaje de la tecnología que les transmite que cada vez están mas cerca de la meta, que lo podrán conseguir y esto hace que el abandono sea muy difícil.

Paradójicamente, un porcentaje elevado de parejas que abandonan el tratamiento lo hacen por presiones psicológicas (76,8%) en vez de por un pronóstico médico negativo y son ellos mismos los que deciden abandonar.

El momento de mayor abandono se produce tras el tercer FIV y el 13% de las mujeres presentan ideación suicida tras el primer intento fallido de FIV.

A esto se añade el sufrimiento producido por las reacciones emocionales relacionadas con el uso de medicamentos en el tratamiento, como son irritabilidad, labilidad emocional o depresión, entre otros.

Para los hombres, el momento de más estrés es, en general, el de la obtención de la muestra de esperma. Para las mujeres es el de la recogida de óvulos en tratamientos muy complejos.

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Pero el momento más duro emocionalmente para ambos son los 15 días de espera de resultados. Esos 15 días que hay que esperar para saber si se ha conseguido el embarazo o no son los de mayor estrés para la pareja, tanto en el primer tratamiento como en los siguientes. Es más, tanto si el tratamiento resulta un éxito o un fracaso, este período de espera marca emocionalmente a las parejas.

Después, si se consigue el tan deseado embarazo, los procesos emocionales de la pareja siguen estando influenciados por la manera en que se consiguió dicho embarazo.

Sienten una gran felicidad, pero la incertidumbre y el temor sobre el desarrollo de la gestación acompañan a la pareja durante todo el embarazo.

Si el resultado de la técnica es un fracaso, los procesos emocionales son muy complejos y afectan psicológicamente a la pareja de manera intensa, generando, en muchos casos, problemas de pareja.

En cualquier caso, los procesos emocionales de las parejas que se someten a tratamientos de reproducción asistida son complicados.

Muchas parejas habrán de plantearse solicitar asesoramiento psicológico especializado durante este proceso.

Sobre el autor

Miriam Rodríguez Murphyhttps://www.elbebe.com/
Especialista en la redacción y edición de contenidos sobre una amplia variedad de temáticas desde el embarazo y el parto hasta la crianza y el desarrollo y la educación de bebés y niños. Miriam Rodríguez Murphy creó Elbebe.com en el año 2000, un portal pionero en ofrecer información de calidad y contrastada por especialistas sobre maternidad e infancia. Cuenta desde sus inicios con un equipo editorial formado por médicos especialistas, psicólogos y profesionales sanitarios para supervisar todos los contenidos relacionados con la salud de la madre y del bebé y niño. Se ha dedicado durante toda su trayectoria profesional a la redacción y edición de una amplia gama de contenidos, especializándose desde hace 23 años en información para madres y padres. Miriam Rodríguez es un referente en la creación de webs sobre maternidad e infancia en España y América Latina. Ha publicado artículos en medios online como Serpadres y MarieClaire, entre otros.

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