Entre los 12 y los 24 meses el apetito del niño disminuye porque el niño crece más despacio. En ocasiones, a la hora de comer, el niño rechazará algunos alimentos. ¡No le agobies! Ofrecéselos más tarde y no los sustituyas por dulces o bollería. Esta es la etapa de enseñarle a comer solo: utilizar el vaso para beber, el plato para comer y aprender a utilizar los cubiertos. ¡Ten paciencia!
- Características normales del niño de 12 a 24 meses en relación con la alimentación
- Objetivos de los padres en este terreno
- ¿Por qué ahora come menos?
- Sus necesidades disminuyen, pues crece más despacio.
- Debe adquirir nuevas habilidades y esto se logra poco a poco.
- Su atención se dispersa en el entorno: quiere explorarlo todo, jugar, …
- Se despiertan sus deseos de autonomía e independencia.
OBJETIVOS DE LOS PADRES EN ESTE TERRENO:
- Suprimir los biberones (usar de forma habitual la taza, el vaso o una pajita para beber).
- Estimular al niño a masticar alimentos sólidos a menudo. Ir abandonando las papillas y purés.
- Reforzar el empleo de los cubiertos por parte del niño.
- Reforzar que el niño coma por sí solo (con algo de ayuda).
- Favorecer la participación del niño en la comida de la familia: que tome la misma dieta, comparta la misma mesa, empiece a colaborar,…
Al disminuir su apetito, el niño se vuelve selectivo a la hora de elegir los alimentos que va a ingerir. De ahí que a menudo aparte la cabeza cuando no le gusta lo que le ofrecen.
Esta nueva capacidad selectiva afecta también a la frecuencia y la constancia con la que ingiere los alimentos. Puede comer mucho en el desayuno y rechazar luego la cena. O puede que un día sólo quiera un determinado alimento y al día siguiente lo rechace.
Para evitar que el niño se quede sin comer, es aconsejable ofrecerle una selección de alimentos de distintos sabores y texturas cada vez que tenga hambre. Si en ese momento lo rechaza todo, hay que ofrecérselo de nuevo más tarde.
Pero en ningún caso se deben sustituir estos alimentos por dulces o galletas, pues, de esta manera, el niño preferirá antes cualquier dulce a su comida y rechazará la comida para obtener su premio.
Desde su nacimiento, su paladar ha recibido principalmente sabores dulces y por eso el niño siempre se sentirá más inclinado hacia los alimentos de este tipo, aunque sólo los pedirá si los ve. No es recomendable obligarle a comer siempre a unas horas determinadas. Ante la insistencia del adulto para que coma a una hora determinada, el niño puede tardar aun más en decidirse a comer.
Generalmente a los 15 meses el niño ya puede comer solo y beber en vaso. Si tira la comida al suelo, si utiliza los dedos para comer o si los mete en el plato para dibujar con la comida, lo hace porque le parece divertido.