En el año 2006 se produjo cierta controversia relativa a la conveniencia de autorizar en España bancos privados de cordón umbilical, y sobre la posibilidad de enviar la sangre en él contenida, rica en células madre, a los que ya están en funcionamiento en otros países.
La polémica se centraba, por un lado, en que algunos bancos privados de sangre de cordón umbilical hablaban de la utilidad de las células madre extraídas del cordón umbilical y su futuro en el tratamiento de las más variadas enfermedades, creando falsas expectativas.
Por otro lado, la Organización Nacional de Transplantes que, sólidamente constituida sobre los principios de solidaridad, equidad y acceso universal, veía en esos bancos privados un coto a la disponibilidad universal del material genético que en los cordones se almacenan.
Su utilización, ya no vendría condicionada por una situación de necesidad de cualquier ciudadano, como sucede ahora con los transplantes de órganos, sino que las células madre quedarían fuera del sistema general para el uso exclusivo de aquéllos que puedan pagar su almacenamiento en bancos privados.
Esta situación aparece agravada por el hecho de que no existe una certeza científica sobre la duración y utilidad diferida de las células madre del cordón umbilical.
La propia comunidad científica también entró en la polémica. Mentras un sector anunciaba un futuro sin enfermedades gracias a las células madre, otro más escéptico afirmaba que la realidad no era tan prometedora.
Mientras los más optimistas pedían mayores fondos de investigación en el uso de células madre, los menos entusiastas trataban de que éstos no terminasen financiando proyectos que tachaban de ciencia ficción.
En cualquier caso, la utilidad de las células madres en determinadas enfermedades está más que probada. Lo que no está tan claro es si serán útiles para tratar todas las enfermedades y su almacenamiento a largo plazo.