Los cambios de humor son una alteración muy frecuente en el embarazo. Se parecen a los altibajos emocionales que produce el síndrome premenstrual.
Son más intensos durante el primer y el tercer trimestre de la gestación. Se relacionan con causas tanto físicas como psicológicas.
Para muchas embarazadas, es una molestia del embarazo que genera mucho malestar, tanto personal como para la pareja.
Los cambios de humor son una alteración frecuente en el embarazo. Durante esta etapa, las emociones de la embarazada varían con rapidez y sus sentimientos están a flor de piel.
Las embarazadas suelen sentirse muy sensibles, incluso irritables o nerviosas. Todo esto provoca fuertes cambios de humor.
El embarazo es una etapa de grandes cambios físicos y psicológicos.
Los cambios que se producen en los niveles hormonales de la embarazada producen alteraciones en su esfera emocional. Al igual que sucede en el período premenstrual, los cambios hormonales inducen a cambios en el estado de ánimo.
Los cambios en el cuerpo de la embarazada (aumento de peso y de volumen) también pueden alterar emocionalmente a la futura madre.
La imagen de sí misma se ve alterada y esto puede afectar a su autoestima o generarle inseguridad sobre cómo la verán los demás.
Asimismo, las molestias más comunes asociadas al embarazo (fatiga, ardor de estómago, dolor de espalda, etc.) también influyen en los cambios de humor.
Los cambios de humor son más notorios en madres primerizas y los síntomas son muy similares a los del síndrome premenstrual.
Del mismo modo, durante el embarazo se producen muchos cambios a nivel psicológico. El hecho de estar esperando un bebé produce una gran ilusión y alegría en la madre, pero también puede hacer aflorar ciertos miedos.
La preocupación porque el feto se desarrolle saludablemente y el miedo al parto son componentes psicológicos muy comunes en el embarazo. Estos temores contribuyen a la inestabilidad emocional de la embarazada.
¿Cuándo desaparecen los cambios de humor en el embarazo?
Los cambios de humor en el embarazo suelen ser más intensos en el primer trimestre, entre la semana 6 y la semana 10 de embarazo. Se reducen durante el segundo trimestre y vuelven a intensificarse a lo largo del tercer trimestre.
Durante el primer trimestre, la molestias asociadas al embarazo (náuseas, mareos, cansancio…) y los miedos sobre el desarrollo del embrión y del embarazo en general hacen que las alteraciones emocionales de la embarazada sean intensas.
El segundo trimestre es el más tranquilo. Las molestias del primer trimestre se reducen y aún no han aparecido las del tercero. La ecografía de la semana 12 y la ecografía de la semana 20 han ofrecido información sobre el estado de salud del feto, lo cual es muy alentador para la futura madre.
En el tercer trimestre, el aumento de peso y volumen generan muchas molestias a la embarazada. Además, la proximidad del parto, el miedo a la maternidad y la incertidumbre sobre el nacimiento del bebé intensifican, de nuevo, los cambios emocionales de la madre.
Tras el nacimiento del bebé vuelve a haber una revolución hormonal en la madre que puede ir acompañada de tristeza e irritabilidad durante las primeras semanas tras el nacimiento.