Prestar atención al bebé o niño pequeño y conocer los peligros potenciales de nuestra casa u otras casas frecuentadas por el bebé (escaleras, piscinas, balcones…), así como de la calle, el supermercado etc., basta para reducir al mínimo la posibilidad de accidente infantil. Un bebé o niño inquieto será más propenso a sufrir pequeños accidentes, y nos obligará a estar especialmente atentos.
Si damos marcha atrás podremos ver claramente cuáles han sido los factores que han provocado el accidente:
La propia casa puede esconder peligros. Algunos son fáciles de ver: un balcón, una piscina, una chimenea. Otros se esconden bajo el aspecto de objetos habituales: un cenicero, la bañera, un collar de abalorios, una bolsa de pipas…
Conviene observar detenidamente nuestra casa para detectar riesgos. Si estamos en una casa ajena, en la calle, en la carretera, se añaden otros factores de riesgo: las piscinas, las corrientes de agua, los cables, las obras, el tráfico,… En un lugar extraño no conocemos los peligros, por lo que se debe estar alerta.
Los padres conocen mejor al bebé que una canguro nueva. Son más ágiles que unos abuelos para rescatarlo y por supuesto, pueden anticipar mejor la conducta del bebé que un hermano mayor… Pero cualquiera puede estar cansado o distraído, o dormido o … A veces, incluso hay varios adultos pero ninguno se ocupa del bebé.
En la vida diaria casi todo es más previsible, pero hay momentos en que la atención puede estar centrada en otros asuntos. Es entonces cuando el bebé puede estar desatendido, aunque sólo sea por unos momentos y por causa justificada. Por ejemplo:
- Si nos mudamos de casa y entorno o estamos de visita o de vacaciones.
- Al llegar con las bolsas del supermercado.
- Cuando se celebra una fiesta en nuestra casa o en la de otra persona.
- Si tenemos visitas en nuestra casa.
- El consumo de alcohol o fármacos que disminuyan la atención.
- Si alguien de casa está enfermo…
- O simplemente, el estar cansado a una hora tardía.
El propio niño es más propenso a accidentarse porque:
- Es demasiado pequeño para entender lo que es un peligro y evitarlo.
- Parece que va en busca del peligro en su afán por explorar el entorno al empezar a gatear y caminar.
- No entiende algunas prohibiciones. Incluso parece que éstas le incitan a transgredirlas.
- Los bebés inquietos son más propensos a sufrir accidentes.
- En general sufren más accidentes los niños que las niñas. No hace falta un dispositivo especial para cada cosa, pero sí prestar atención al bebé y conocer los peligros potenciales de nuestra casa.