Cómo proteger a los niños del sol

El buen tiempo y las horas de luz del verano invita a los niños a pasar más tiempo al aire libre. Como es lógico, la playa y la piscina son los lugares preferidos por los más pequeños de la casa, que tienen la oportunidad de jugar y refrescarse en estos espacios para combatir las altas temperaturas de la época. Sin embargo, también hay que reparar en que están excesivamente expuestos a los rayos solares, lo que supone un serio riesgo para su salud. Por eso es importante que hagamos todo lo posible por proteger a los niños del sol.

Su piel es mucho más delicada que la de un adulto, por lo que se hace necesario prestarle la adecuada atención. Además de extender una generosa capa de protección solar infantil, también hay que tomar una serie de medidas para que no sufra insolaciones o quemaduras. De esta forma facilitaremos que los menores puedan jugar y disfrutar del aire libre sin ningún peligro.

Consejos para proteger a los niños de los rayos solares

Tanto en la playa, como en el parque o en la montaña, el bote de protección solar resulta imprescindible. No basta con aplicar cualquier crema. Debe reunir una serie de requisitos que garanticen el suficiente cuidado de la piel.

Pedro Bergillós Jiménez, farmacéutico experto en la materia, aporta una serie de recomendaciones para proteger a los niños del sol en verano.

Usar protección solar espacial para niños

En primer lugar debe tratarse de una crema específica para los niños. En el caso de no tenerla a mano en un momento dado podría recurrirse a la de adultos, pero tampoco es conveniente convertirlo en algo común. Es necesario que dicho protector esté formulado con filtros físicos, ya que se comportan a modo de pantalla y consiguen que el cuerpo no absorba la radiación del sol.

Cuanto mayor sea el factor de protección, más seguros estarán los pequeños. Como mínimo debe ser del 30, pero lo ideal sería de 50 ante la gran cantidad de horas que permanecen al aire libre.

Además procuraremos que presente una textura grasa para que penetre mucho mejor en la piel y sea de amplio espectro, que proteja tanto de los rayos UVA como de los UVB.

Pero para que cumpla con su función es necesario que se aplique la crema con generosidad, media hora antes de la exposición al sol y que se extienda por las distintas partes del cuerpo, como pueden ser pies, orejas o nuca. Lo conveniente es que se echa cada dos horas, sobre todo si el pequeño se ha bañado o sudado.

Gafas de sol homologadas

Además de la piel, los ojos también se pueden ver dañados por los efectos del sol. Eso sí, no valen las primeras que encuentran en un bazar o en una tienda de recuerdos.
Deben estar homologadas, disponer de una protección 100% de los rayos UV, índice de protección 3 o 4, que cubran los ojos por completo y sean muy resistentes para que no se rompan.

Uso de ropa anti-UV

La mejor barrera de protección entre la piel y los rayos de sol es la que nos proporciona la ropa anti-UV. Es posible encontrarse pantalones, camisetas y gorras fabricadas con tejidos capaces de bloquear el 95% de los rayos UVA y el 98% de los UVB.

Este tipo de ropa tiene la particularidad de que es transpirable y puede mojarse sin problemas. Únicamente habrá que echar la protección solar en aquellas partes del cuerpo que estén al descubierto, como puedan ser manos, cara, orejas o piernas.

Uso de iglús o sombrillas

En verano es posible que permanezcamos en la playa o en la piscina varias horas. Para protegernos de los rayos no sería una mala idea utilizar una sombrilla o un iglú. Está última opción se presenta como la mejor opción, ya que al extenderse por el suelo se conseguirá evitar el reflejo del sol sobre la superficie sobre la que se sienten.

Evitar las horas centrales del día

Hay ciertas horas del día que resultan muy peligrosas por la potencia de la radiación solar. Por eso, entre las 12 y las 17 horas es preferible mantenerse a la sombra.

Además, no hay que dejarse engañar nunca por las nubes. Aunque esté nublado, los rayos solares continúan haciendo su trabajo y nadie está exento de sufrir quemaduras. Por lo tanto, habrá que seguir utilizando la protección aunque el sol permanezca oculto.

Con todas estas recomendaciones conseguiremos proteger a los niños del sol. Hay que recordar que su piel es mucho más sensible que la de cualquier adulto, y que todas las imprudencias que se cometan de jóvenes pueden pasarnos factura en el futuro. Los mayores debemos tratar de dar ejemplo y ser un referente para los pequeños.

Por lo tanto, este verano no te olvides del protector solar infantil, de utilizar gafas homologadas y prendas anti-UV, además de mantener una correcta hidratación a través de la ingesta de agua y líquidos durante todo el día.