El yoga es una práctica recomendable en el postparto. Ofrece numerosos beneficios físicos y emocionales a la mujer. Además, es un ejercicio que puede realizarse con el bebé, sin que la madre tenga que separarse de él en ningún momento.
El yoga es una disciplina originaria de la India, que produce bienestar físico y emocional. Esta práctica milenaria (relacionada con les creencias religiosas y con la salud) persigue conseguir la armonía corporal, mental y espiritual.
Ayuda a equilibrar las todas las partes de individuo, siendo beneficioso en todas las edades y circunstancias de la persona.
El yoga actúa directamente sobre el sistema nervioso. Esta disciplina física y mental se basa en posturas, técnicas de respiración, meditación y relajación que inciden en el sistema nervioso parasimpático o neurovegetativo.
De esta forma, se potencia un estado de tranquilidad y bienestar físico y emocional. Esto facilita y activa los procesos de curación y recuperación del organismo.
Poco después del parto (unos pocos días después del parto) pueden empezar a realizarse ejercicios del suelo pélvico para fortacerlo. Estos ejercicios deben ser dirigidos por un monitor especializado.
Durante los dos primeros meses después del parto los ejercicios deben centrarse en la respiración y relajación.
A partir del tercer mes se puede empezar a realizar algunos asanas o ejercicios suaves para recuperar el perímetro abdominal.
Efectos que se consiguen en el posparto
1. Ayuda a combatir el cansancio normal en esta fase de la vida. Las principales ventajas de las técnicas de relajación y meditación del yoga es que la persona entra en un estado de consciencia que va más allá de lo exclusivamente físico.
Se consigue un estado de relajación muy profunda, a la vez que se mantiene la consciencia alerta en el momento actual. Se ha comprobado que 15-20 minutos de relajación profunda equivalen a varias horas de sueño.
En los primeros meses de vida de su hijo, la nueva madre está sometida a un sobreesfuerzo debido a que tiene que satisfacer las necesidades del bebé (alimentación, cambio de pañal, etc.). Esto le resta horas de sueño y de descanso. El yoga facilita la recuperación en fases de mayor agotamiento.
3. Fortalece el aparato músculo-esquelético. La postura para la alimentación del bebé (lactancia natural o artificial) puede ser desfavorable para la columna vertebral.
Las posturas y ejercicios del yoga restablecen y mejoran la salud de la espalda y evitan dolores. El yoga previene las tendinitis y fortalece las articulaciones, lo que impide que el aparato músculo-esquelético se resienta durante la crianza del bebé.
2. Reduce el riesgo de depresión posparto. Aunque no se conoce exactamente la naturaleza de la depresión posparto, parece que está relacionada con los cambios hormonales (y del sistema nervioso) y con el nuevo estado de la madre (exigencias del cuidado del bebé, preocupación, estrés emocional, etc.).
Los ejercicios de yoga actúan directamente sobre el sistema nervioso. Ayudan a mantener la calma y a tener tranquilidad y serenidad, lo que incide positivamente en el cuidado del bebé.
Gracias al yoga, la madre puede disfrutar más de los primeros meses de vida de su hijo. Influye muy favorablemente sobre el estado de ánimo, lo que también es muy beneficioso para el recién nacido.
4. Mejora la forma física. Los asanas se hacen con movimientos lentos, manteniendo los músculos en diversas posiciones. Se realizan estiramientos musculares que reafirman y flexibilizan todas las partes del cuerpo.
De esta forma, el cuerpo se recupera más rápidamente del parto o cesárea. Los ejercicios llamados Mulabandha (similares a los de Kegel) fortalecen los músculos vaginales y abdominales.
5. Es beneficioso para la estética corporal. Realizando ejercicios de yoga durante 30 minutos cada día se queman bastantes calorías. Esto ayuda también a reducir el peso acumulado y a recuperar la figura habitual de la mujer.