La laringitis aguda o crup es una afección de las vías respiratorias. Suelen padecerla los bebés y niños de entre tres meses y tres años de edad. Generalmente dura entre 5 y 7 días. Su causa es vírica, normalmente. Su síntoma más llamativo es la tos, que recuerda a un ladrido, y la ronquera. Es importante que mantengas el contacto con el pediatra cuando tu hijo tenga estos síntomas.
La laringitis estridulosa (crup) consiste en la inflamación de las vías respiratorias. Esta inflamación empieza por la laringe y se propaga por la tráquea hasta los bronquios más finos. De ahí, este nombre tan largo.
La palabra crup designa al tipo de tos que lo caracteriza, es decir una tos “perruna” o espasmódica.
Suele aparecer en bebés y niños entre el tercer mes y los tres años de edad.
Las épocas del año en que más se intensifica son en el otoño y el invierno.
El bebé o el niño suele empeorar de noche.
Esta afección dura entre 5 y 7 días, con o sin tratamiento.
Tampoco es raro que esta enfermedad infantil pueda volver a repetirse.
¿Por qué se produce?
Como ocurre a menudo, suelen ser virus los que causan esta enfermedad infantil.
Excepcionalmente pueden ser bacterias las que causan la enfermedad, como el Haemophilus Influenzae.
Esta bacteria puede producir una forma muy grave de afectación de la epiglotis, pero gracias a la vacuna es mucho más rara.
¿Cómo se manifiesta?
Esta enfermedad infantil suele empezar en los bebés o niños pequeños como un resfriado banal un par de días antes, con fiebre baja o moderada.
Otras veces empieza bruscamente. En general, por la noche.
El síntoma más llamativo es la tos, que parece un ladrido. Por eso se dice tos “perruna”, ya que es bronca, intensa y parece que le duele al niño.
De esta forma, la voz se le pone ronca. A veces, se produce un ruido agudo al inspirar el aire (se llama “estridor”).
En ocasiones, el bebé tiene fiebre baja o moderada. Y, en algún caso “pitos” bronquiales. Además, la faringe puede estar roja.
¿Tiene tratamiento?
El bebé o niño respirará mejor si el aire es fresco y húmedo.
Una buena solución es asomar el bebé a la ventana con mucho cuidado.
Conviene colocar un humificador o vaporizador en la habitación.
El vapor frío calma la garganta irritada e inflamada.
Otra posible solución es abrir el grifo del agua caliente para concentrar el vapor en el cuarto de baño.
Mantener al bebé en una postura erguida facilitará la respiración.
Para ablandar las secreciones mucosas es recomendable que el bebé beba mucho líquido.
No se debe olvidar que es muy importante estar en contacto con el pediatra.
Además de recomendar algún descongestionante o recetar otros medicamentos, puede descartar otras enfermedades más graves como la difteria, epiglotitis, sarampión o el absceso de garganta, entre otras.
También es importante mantener la calma porque el bebé o niño también estará asustado.
Si vemos que el niño se tranquiliza y puede respirar sin demasiada dificultad, quizá no haga falta nada más.
¿Se puede complicar?
La mayoría de las veces el crup laríngeo es benigno y el niño seguirá tosiendo y expectorando unos días más.
No ocurre lo mismo cuando el bebé padece la epiglotitis. Esta enfermedad es parecida al crup, pero más grave . En este caso, la glotis del niño se inflama hasta el punto de que su vida puede correr peligro.
La epiglotis es una lámina que protege la laringe al comer y que permite que los alimentos no se desvíen a las vías respiratorias. Los bebés que padecen epiglotitis babean mucho porque les cuesta respirar.
En general, se acompaña de fiebre alta y además se nota que el niño:
- Tiene que hacer esfuerzos para respirar: abre mucho la boca.
- Se pone sentado, inclinando el cuerpo hacia delante.
- Tiene “tiraje” (se le notan las costillas al respirar).
- Se pone amoratado.
- Está muy inquieto.
Estos signos indican la necesidad urgente de acudir a un centro hospitalario.
Para evitar esta enfermedad es recomendable vacunarse del Haemophilus influenzae tipo B.