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La EFSA detecta carencias en la alimentación de los niños de 1 a 3 años

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La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) advierte de que la dieta de los niños menores de 3 años no es tan equilibrada como sería deseable. Para llegar a esta conclusión, la EFSA analizó los requerimientos dietéticos de los niños pequeños en Europa, su ingesta dietética en comparación con los requerimientos dietéticos para este grupo de edad y la utilidad de las leches de crecimiento en comparación con una alimentación normal.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó, a finales de octubre de 2013, el informe Scientific Opinion on nutrient requirements and dietary intakes of infants and young children in the European Union.

Este informe describe los requerimientos dietéticos de los lactantes (0-1 año) y niños pequeños (1-3 años) en Europa, la ingesta dietética en comparación con los requerimientos dietéticos para este grupo de edad y la utilidad de las leches de crecimiento en comparación con una alimentación normal.

Para ello, se evaluó el consumo de calcio, fósforo, magnesio, vitamina A, vitamina E, vitamina K, vitamina C, ácido fólico, etc. Según el informe, la ingesta de estos nutrientes es adecuada. En cambio:

  • La ingesta calórica es alta y alarmante, ya que favorece un aumento de la masa corporal (obesidad, sobrepeso, etc.).
  • El consumo de proteínas, sal y potasio también es elevado, pero no preocupante.
  • El consumo de fibra es bajo.
  • La ingesta de ácido linoleico (ALA), ácido docosahexaenoico (DHA), hierro, vitamina D y yodo es insuficiente en algunos países europeos.
  • Para satisfacer las necesidades nutricionales de los niños se debe incluir en la dieta alimentos como la leche materna, los cereales, el pescado, la carne y/o la leche de vaca.
  • El aporte de suplementos en las leches podría ayudar a cubrir las carencias nutricionales, pero estas leches (conocidas como leches de crecimiento) no se pueden considerar una necesidad real en la dieta de los niños cuando su alimentación es sana y equilibrada.

En este artículo sobre la alimentación infantil:

El DHA en la dieta infantil

Durante los primeros años, el cerebro de los niños alcanza el 50% de su tamaño.

El consumo de DHA, un importante ácido graso, favorece el desarrollo del cerebro y de la retina.

Su déficit puede derivar en problemas de desarrollo u alteraciones (TDAH, problemas de lenguaje, depresiones,… ). 

Se recomienda consumir 100 mg al día de Omega 3 DHA o 4-5 raciones semanales de pescado azul (salmón, sardinas, arenque, anchoas).

El Omega 3 también se encuentra en vegetales (lechuga, espinaca, piña, col, fresa, pepino) o en frutos secos (almendras o nueces).

El Hierro en la dieta de los niños

El hierro desempeña un papel fundamental en el desarrollo cognitivo y motor.

Su déficit puede dar lugar a problemas y/o alteraciones de la concentracción y la memoria.

Se recomienda 4-12 mg al día de hierro en niños de 1 a 3 años o 4 raciones semanales de carnes rojas o de legumbres.

El consumo de vitamina D en la infancia

La vitamina D es muy importante para la formación de los huesos ya que facilita la absorción de calcio.

Su déficit puede producir raquitismo. 

Se recomienda 3-4 raciones semanales de huevos y lácteos.

¿Para qué sirven las leches de crecimiento?

Diferentes organismos (OMS, Unicef, AEP) señalan que la lactancia materna exclusiva es la mejor forma de alimentar al bebé al menos hasta los 6 meses.

A partir de esta edad, se inicia la introducción a los alimentos sólidos, que puede seguir acompañada de la lactancia materna o del biberón.

Las leches de crecimiento, también se conocen como «leches de continuación» o «leche 3», se dirigen a niños de 1 a 3 años.

Algunos padres recurren a las leches de crecimiento como transición entre la lactancia materna y la leche de vaca.

En el mercado existen muchos tipos de leches de crecimiento. No existe una directiva específica sobre la composición y etiquetado de estas leches.

Las leches de crecimiento tienen más cantidad de ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales que las leches de vaca.

El hecho de tener menos grasas saturadas y proteínas que las leches de vaca facilita la función del sistema renal, evitando sobrecargar los riñones de los niños.

El valor energético de estas leches es similar al de la leche de vaca.

Un análisis del etiquetado de estas leches, realizado por la OCU, señala que las leches de crecimiento suelen incluir azúcares añadidos o aromas, principalmente vainilla.

La Academia Americana de Pediatría recomienda las leches de crecimiento en casos de falta de apetito, bajo peso o problemas cardiovasculares.

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